A estas alturas de la película que estamos viviendo, es inconcebible que determinadas organizaciones de transportistas (Confedetrans y Fenadismer, por qué no ponerles nombre) puedan plantear una modificación del régimen de autorizaciones de transporte (están en su derecho, es evidente), de tal forma que podría considerarse como una auténtica desregularización. Porque equiparar la autorización del ligero con la del pesado; eliminar los tres vehículos y las sesenta toneladas exigidas para acceder a la profesión y tocar temas como la antigüedad o la transmisibilidad de forma harto más que curiosa, constituyen una carga de profundidad que bien podría interpretarse como la regularización de situaciones anómalas, al amparo de estas pretensiones. Cualquier modificación al respecto debe hacerse siempre desde la más estricta legalidad. De lo contrario podemos encontrarnos con problemas añadidos, agravando actualmente la difícil situación de nuestras empresas.
Después de haber sufrido durante los últimos años la peor y más larga recesión desde que terminó la Segunda Guerra Mundial, parece que, por fin, la recuperación económica ha comenzado a sentirse, aunque su intensidad varía entre las distintas zonas del mundo. En Asia, con China a la cabeza, la actividad económica es tan intensa que hasta existen ciertos temores a causa de la posible inflación. Japón, aun con el mercado interior por los suelos, está aprovechando el tirón de sus vecinos. Por su parte, Estados Unidos lidera la mejoría en occidente, aunque todavía no ha conseguido recuperar completamente su mercado laboral. América Latina permanece estable, y su recuperación no es más rápida como consecuencia de su inestabilidad política. Finalmente, la Unión Europea, liderada por Alemania y Francia, ha consolidado durante el primer trimestre la salida de la recesión y ya se prevé un crecimiento, aunque modesto, del PIB para el año 2010.
No hay dinero. Las administraciones locales se quejan de falta de liquidez y bien podría afi rmarse que no pocas están en quiebra. A la nula entrada de ingresos se une el parco recorte de gastos, por lo que es urgente buscar nuevas vías de financiación, ingeniándoselas para aplicar todo tipo de nuevos impuestos y tasas. Aparte de los Ayuntamientos, tenemos también el grave problema de las Comunidades Autónomas, en lucha permanente con la Administración central para llevarse una parte del pastel, pero el Estado acumula un déficit superior al 11%, cifra muy elevada pero que no tiene que envidiar a la de las CCAA. Ahora le toca el turno al País Vasco, quien enseguida ha visto un suculento ingreso en el peaje del puerto de Echegárate.
El problema es que este peaje no afecta sólo a los ciudadanos de esta Comunidad, sino a todo aquél transportista (por el momento) que no tenga más remedio que realizar esta ruta. Un impuesto más para la carretera que tiene un peligro añadido: la imitación.
El problema de la morosidad constituye la primera causa de insolvencia entre las pequeñas y medianas empresas. Numerosos empresarios se encuentran al borde del concurso de acreedores debido al aumento de impagos, los retrasos y las prórrogas en la liquidación de facturas vencidas, que representan una amenaza para autónomos y pymes.
Por Santi G. González.
Alguien a quien debo buena parte de mis conocimientos sobre economía me habló por vez primera del término “coopetir”, que a la natural competencia entre empresas añade la necesidad de trabajar conjuntamente por la consecución de metas comunes.
Por Miguel Pereira. Abogado. Responsable de Relaciones Laborales de la CETM. Profesor asociado de la Universidad Complutense de Madrid.-
Una de las reivindicaciones que las asociaciones del transporte están planteando a la Administración es la modificación de la Ley de Ordenación de los Transportes Terrestres (LOTT), para que la responsabilidad por las infracciones en materia de transporte no se exija directamente al titular de la autorización administrativa, la empresa transportista, sino que se dilucide con antelación quién es el responsable de la infracción en cuestión.
Los sistemas de contención sirven para evitar que los vehículos que, por diversas causas, abandonan la calzada de forma incontrolada, puedan chocar contra obstáculos de gran masa situados en las proximidades, caer por desniveles pronunciados o invadir otras vías de circulación. Todos estos riesgos pueden causar accidentes de graves consecuencias. Es importante resaltar que las salidas de calzada producen cada año aproximadamente el 30-40% de muertos en nuestras carreteras.
Por María Fernanda Martínez Sierra.-
La CETM considera que las cooperativas son una figura de creación de empleo y riqueza económica, que concentran la oferta y la demanda y permiten al autónomo asociarse y crear sinergias. no obstante, en numerosas ocasiones, ha expresado su preocupación ante la proliferación en los últimos años de cooperativas de trabajo asociado que desempeñan su actividad de forma ilegal, compitiendo de forma desleal con el resto de las empresas del sector.
El nuevo plan europeo para el crecimiento económico y la creación de empleo de los próximos 10 años está ahora mismo debatiéndose en la Unión Europea. Su resultado es de vital importancia para España, ya que un país no se vuelve competitivo de un año para otro y es probable que hayamos perdido la oportunidad de hacerlo durante la última década. La reducción del gasto público, la flexibilización del mercado de trabajo, la mejora de la productividad, el incremento de la competitividad, la reforma de las pensiones, la reducción de impuestos, etc. son medidas poco divertidas pero absolutamente imprescindibles para un país que quiera salir del atolladero económico en el que se encuentra España. En definitiva, o se coge el toro por los cuernos de una vez por todas, o la actual (y simpática) política económica provocará una reducción aún mayor del consumo y una recaída de nuestra economía a partir el tercer trimestre de 2010.
Lo lógico, lo normal, es que sea en época de “vacas gordas” cuando se plantee alargar la edad de jubilación, teniendo en cuenta factores como la previsible evolución de la demografía, porque el problema estaba ahí, antes de que tuviéramos casi cinco millones de parados y las arcas de la SS a punto de descalabro.
Que España es un país de contrastes es algo que puede aplicarse también en el plano económico. Después de una de las épocas de mayor progreso del país y tras haber derrochado un torrente de millones de euros en ayudas de los fondos de cohesión en forjar un modelo que ahora parece que hay que cambiar, no son pocos los analistas y expertos que acusan abiertamente a nuestro Gobierno de derrochador y que temen que el importe de nuestra deuda nos lleve a la bancarrota. Probablemente esto no sea cierto, ya que España es un estado solvente y nuestra deuda pública tiene un peso respecto al PIB un 20% por debajo de la media europea, e inferior al de Alemania, Francia y Gran Bretaña. Por el contrario, la deuda privada, la que corresponde pagar a las familias y a las empresas, continúa estrangulando a los ciudadanos y no se podrá hablar del fin de la crisis hasta que esta parte del problema se haya solucionado.
El gato es la cooperativa que hace trampa, llamémosle de trabajo asociado (no en todos los casos, forzosamente) o falsa cooperativa, en la que gestores, asesorías y determinadas empresas de transporte de buen tamaño están haciendo su agosto a costa de los socios, pobres diablos a quienes se engaña y explota vilmente.
El reflejo de la crisis económica en la caída del consumo y de la actividad industrial, con el consecuente desequilibrio entre la oferta y la demanda en el sector del transporte de mercancías por carretera, ha repercutido en una merma aún mayor de la capacidad de negociación entre los transportistas y sus clientes, que asumen cada vez más costes y no cobran sus servicios.
“Mientras Renfe recibe ayudas y subvenciones y pretende expandirse en el extranjero, al sector se le
amenaza con subidas fiscales”
El incremento de la morosidad empresarial y el alargamiento de los plazos de pago a 130 días y más son maniobras cada día más empleadas por las multinacionales, que ante la dificultad de acceder al crédito, se apoyan en las pequeñas y medianas empresas de transporte, ahogadas por la falta de financiación. A esta falta de liquidez proveniente del sector privado se le une la política presupuestaria del Gobierno para 2010, que potencia unos modos de transporte frente a otros. En efecto, más de la mitad de la partida del Ministerio de Fomento, el 54%, se destina al ferrocarril bajo la bandera de la sostenibilidad.
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