No hay dinero. Las administraciones locales se quejan de falta de liquidez y bien podría afi rmarse que no pocas están en quiebra. A la nula entrada de ingresos se une el parco recorte de gastos, por lo que es urgente buscar nuevas vías de financiación, ingeniándoselas para aplicar todo tipo de nuevos impuestos y tasas. Aparte de los Ayuntamientos, tenemos también el grave problema de las Comunidades Autónomas, en lucha permanente con la Administración central para llevarse una parte del pastel, pero el Estado acumula un déficit superior al 11%, cifra muy elevada pero que no tiene que envidiar a la de las CCAA. Ahora le toca el turno al País Vasco, quien enseguida ha visto un suculento ingreso en el peaje del puerto de Echegárate.
El problema es que este peaje no afecta sólo a los ciudadanos de esta Comunidad, sino a todo aquél transportista (por el momento) que no tenga más remedio que realizar esta ruta. Un impuesto más para la carretera que tiene un peligro añadido: la imitación.