Finales de octubre. Reunión conjunta del Comité Ejecutivo y la Junta Directiva de la CETM. Sobre la mesa temas graves y urgentes, comenzando por la situación actual del sector y del país. Las noticias no son buenas y todo parece conjurarse para una inminente debacle. Hay que impedir que la “pinza” Gobierno/cargadores –sin olvidar otros lobbies de presión- acabe por cerrarse y deje sin resuello al sector.
¿Se avecina la “tormenta perfecta”? Seguro. Hay que estar ciego para no ver las consecuencias que la pandemia nos está reportando. Destacados economistas hablan de parálisis en la inversión, menor consumo, tensión inflacionista, subida de la fiscalidad e incremento del gasto y de la deuda públicos. Y los periódicos ceban sus titulares con cierres de fábricas, rotura de las cadenas de suministro, barcos parados, desabastecimiento, escasez y encarecimiento de los productos…, a escala mundial.
Pero no dejemos que economistas y medios sean los “árboles” que nos impidan ver el bosque de lo que en nuestra casa acontece. Claro que faltan camiones. Y conductores: el salario cuenta, pero desincentivan también el acceso a esta profesión las condiciones de trabajo, el trato humillante, las largas horas de espera en instalaciones indecentes y la carga y descarga, unas labores con las que ahorramos a los cargadores más de 2.000 millones de euros anuales (son sus cifras).
No falta quien afirma que todas estas circunstancias, unidas al incremento del precio del combustible (25% en los últimos meses) y otros costes, son argumentos más que suficientes para que el cargador acepte una justa subida de precios. Nada más lejos de la realidad; por el contrario, los tenders se incrementan, se aprietan a la baja los precios de los servicios y la morosidad escala nuevas cuotas. El cargador desoye todas las demandas y permite que la competencia entre transportistas crezca aún más, con el convencimiento de que aumentará sus márgenes, cosa que logra cada día.
La otra garra de esa “pinza” antes mencionada es el Gobierno, ahora dividido y centrado en los Presupuestos y la Reforma Laboral
Nuestro estimado Ministerio de Transportes no dice la verdad. A excepción de la Ley contra la morosidad, el resto de las promesas contenidas en los acuerdos de julio de 2020 firmados por Pedro Saura en nombre de Ábalos, han resultado ser un mero engaño.
Por otra parte, no cuadran ni coinciden las declaraciones de la nueva secretaria de Estado de Transportes, Isabel Pardo de Vera, con las del presidente del Comité Nacional de Transportes por Carretera, Carmelo González, fruto del reciente encuentro entre las partes. ¿A quién vamos a creer…? Exacto. Yo pienso lo mismo. Vera ha vuelto a alabar el papel de nuestro sector (al que califica de estratégico), durante la pandemia. Afirma que se avanzará en la regulación de la carga y descarga y que todas las reclamaciones tendrán solución con el Plan Impulsa, que reforzará el sector, su prestigio y robustez. ¿En serio? Porque la percepción de
Carmelo González tras la entrevista es muy distinta: no existe una voluntad clara de no implantar la Ecotasa (los peajes) ni el incremento de pesos y dimensiones; la devolución del gasóleo profesional corre peligro; no se contemplan ayudas para la compra de vehículos de gasóleo ni de gas, aunque sí de los eléctricos y, al parecer, hasta se han olvidado de la devolución de los 200 millones de euros del céntimo sanitario, aún pendientes. Y lo de prohibir la carga y descarga…, para qué hablar.
Hay más, pero la conclusión es terminante: seguimos siendo los grandes olvidados. La ministra del ramo, Raquel Sánchez, no tiene siquiera un minuto para escuchar al sector.
Miren ustedes. Pocas veces como ahora he escuchado ese rumor que ya no es sordo, que es un clamor de cabreo infinito, de sentirse ninguneados, de hartazgo, de inquietud, de incertidumbre, de ver peligrar la vida de tu empresa y la de tu familia. No cabe duda de que hay que hacerse respetar, por el Gobierno y por los cargadores. Cada día que pase sin tomar medidas contundentes –sean las que sean-, con la aquiescencia y el debate previo de todo el sector, se ahondará aún más en esa falta de respeto que está llevando a la ruina a nuestros transportistas.
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