En los últimos cuatro meses la actividad empresarial en el transporte de mercancías por carretera se ha reducido en un 35%. La media de kilómetros realizados sin carga, con independencia del trayecto (nacional o internacional), ha sido del 31%. Un 84% de las empresas han tenido vehículos parados y un 46% han debido prescindir de uno o de varios conductores en algún momento. Estos son algunos de los datos extraídos de la encuesta realizada por esta revista y que publicamos en este mismo número, en un reportaje especial.
Pero hay mucho más en este sondeo realizado a casi 1.900 transportistas, bajo los estrictos parámetros de la confidencialidad y el anonimato, lo que a priori garantiza respuestas fidedignas.
Más del 50% de los transportistas consultados por Transporte Profesional asegura haber sufrido una fuerte reducción -cifrada en un 8, en una escala del 1 al 10-, en el precio que los cargadores han pagado por sus servicios.
De otro lado, prácticamente la mitad de los encuestados ha tenido que acogerse a medidas de regulación de empleo, como los ERTE, una situación que aún se mantiene. Sobran conductores y vehículos; la morosidad ha subido y, como consecuencia de la bajada de ingresos (un 36% de media), casi la mitad de los transportistas implicados en este escrutinio se ha visto obligado a aplazar los pagos, bien de impuestos o de otro tipo.
Cuestiones como la competencia desleal, los bajos precios del transporte, la elevada fiscalidad y la falta de áreas de descanso afloran como algunos de los principales problemas que preocupan a nuestro sector, sin olvidar la penosa tara de la carga y descarga, por parte de los conductores.
Nuestros protagonistas, en un atronador porcentaje (95%), afirman que ni el país ni el sector están preparados para afrontar una nueva oleada de contagios, con las consecuencias económicas que ello acarrearía, quizá peores que la que ya padecieron tras la primera ola del COVID-19. Tampoco mostraron indecisión alguna cerca del 90% de los encuestados al aseverar que se producirá un cierre significativo de empresas de aquí a finales de año.
Es curioso constatar que un 22,5% de los entrevistados posee un parque de 11 a 50 unidades y que un porcentaje similar de empresarios de transporte da trabajo a una plantilla que oscila entre los 11 y los 50 empleados. Es decir, no son empresas tan pequeñas, aunque un 59% de los transportistas consultados declaran ser autónomos.
Que la economía del transporte no está para bromas es algo que han corroborado hasta los máximos representantes de los fabricantes de camiones, en las entrevistas que publicamos en este “Especial”. Después de agradecer el trabajo y la dedicación de sus clientes, los transportistas, durante los momentos más duros de la pandemia, todos, sin excepción, ofrecen un dato extremadamente significativo: gracias a los vehículos de ocasión, a los V.O., muchos transportistas (grandes y pequeños), han podido subsistir, han encontrado una vía para poder continuar con el negocio, al no poder adquirir un camión nuevo, lo que nos da una idea de cómo estamos y así seguiremos, puesto que las previsiones de ventas no auguran grandes alegrías.
Y es que en la balanza de la situación del transporte la incertidumbre pesa demasiado
Hemos vuelto, como apunta el presidente de la CETM, Ovidio de la Roza, a la “mala normalidad”, que no es otra cosa que enfrentarse a los mismos problemas de siempre, después de que el sector se dejara la piel en las carreteras, en las gasolineras, en los polígonos industriales, en unas condiciones indignantes. No obstante, en estos momentos continúan las negociaciones con el Ministerio de Transportes y otros departamentos de la Administración, para vigilar que se cumplan todos los compromisos firmados. A título de ejemplo cabe decir que pronto habrá un nuevo régimen sancionador relacionado directamente con la morosidad, para lo cual ya se ha establecido un procedimiento de urgencia en su tramitación. Los encuentros y negociaciones con los cargadores, por su parte, para abordar temas como la carga y descarga, ya han comenzado, aunque no serán ni fáciles ni rápidas las conclusiones.
Todo indica que ya estamos inmersos en la “segunda ola” del COVID-19. El virus volverá (ya lo está haciendo), a atacar la salud pública de los ciudadanos y de nuestra economía; y el transporte, qué remedio, volverá también a estar ahí, como siempre. Y ya es hora de que los políticos hagan su trabajo.
Puedes consultar la versión impresa de la Revista Transporte Profesional AQUÍ