De los catorce puntos del Acuerdo quiero destacar dos: el primero se refiere a los plazos de pago, al cumplimiento de la Ley de Morosidad; el segundo, a la aplicación de la cláusula de revisión del precio del transporte, en función del coste del combustible. En ambos supuestos, su incumplimiento por parte de los cargadores puede dar lugar a sanciones administrativas, previas a las correspondientes inspecciones que deberá realizar la Administración. Sin duda, lo mejor para evitar sustos y desavenencias será que las partes firmen contratos por escrito, en los que se especifiquen no sólo las condiciones de prestación de los servicios de transporte, sino también –y de forma explícita- las ineludibles referencias a la Ley de Morosidad y la Ley de Contrato de Transporte. Al fin y al cabo, se trata de cumplir con la legislación vigente. Nadie ha dicho que sea fácil, pero obviándolo y callándose solo conseguiremos que todo siga igual: un absoluto desastre.
He dicho que Fomento está implicado: voy a explicar cómo. Es cierto que su secretario de Estado de Transportes, Isaías Táboas, no firmó el Acuerdo (¿por qué iba a hacerlo cuando es un pacto entre cargadores y transportistas?), pero hizo algo mucho más significativo e interesante: rubricó un documento por el que se compromete (junto con otros departamentos ministeriales, ojo al dato) a desarrollar los cambios legislativos que cita el Acuerdo, por medio de un Grupo de trabajo y una Comisión de Seguimiento que velará por el cumplimiento de sus contenidos. Táboas no va a ser un mero “colaborador”, sino un actor comprometido en este pacto, en el que Fomento se juega también su prestigio y credibilidad. Al igual que se la juegan cargadores y transportistas. Los primeros quieren un servicio barato y eficaz; los segundos, los garbanzos de cada día y un poquito de dignidad en su profesión.
Seamos realistas. Los escépticos sobre los resultados de este Acuerdo son legión. Normal, a la vista de cómo está funcionando el mercado del transporte. Entonces, se preguntarán muchos de ustedes, ¿para qué este esfuerzo, esta firma, estos acuerdos…? Pues precisamente por eso, señores, porque no hay, no existe, otra alternativa; porque es mucho peor “no hacer nada”, no intentar poner freno a los desmanes que se están cometiendo, porque si no existiera pacto habría que crearlo. Por supuesto que nadie es tan lerdo –y mucho menos los integrantes del Comité Nacional del Transporte por Carretera, junto con las principales asociaciones de usuarios de transporte del país que han rubricado este pacto-, como para pensar que los problemas se van a arreglar de forma inmediata, que se va a producir un cambio drástico en el comportamiento del mercado. Todo lo contrario: es precisamente ahora, después de la firma, cuando empieza el verdadero trabajo, la vigilancia día a día del cumplimiento de estos acuerdos; la denuncia de aquellos que tienen, a priori, el propósito de incumplirlos. La responsabilidad es de todos. ¿Recuerdan aquel eslogan publicitario que hizo fortuna?: “Busque, compare y…si encuentra algo mejor, cómprelo”. Pues eso. ¿Vacío de contenido?Menos demagogia y más propuestas..