
El Plan se centra en cinco ejes estratégicos: crecimiento y competitividad, impacto económico, beneficio social, excelencia en la gestión y sostenibilidad económica-financiera.
En la presentación de los resultados del primer año, Ricardo Barkala, presidente de la autoridad portuaria, ha destacado que entre los objetivos cumplidos destaca el crecimiento del tráfico y la recuperación de cuota de mercado (sin tráficos energéticos), tanto en el hinterland (radio de 300 kilómetros) como en el foreland estratégico (Europa atlántica).
En 2018, el Puerto de Bilbao movió 35,6 millones de toneladas, con un incremento (+4%) mayor del prefijado, y récord en el tráfico de contenedores y en el de pasajeros.
Gracias a este crecimiento, este enclave ha alcanzado los tráficos previstos para 2020. No obstante, dadas las previsiones macroeconómicas nacionales e internacionales, la Autoridad Portuaria mantiene el objetivo fijado en el Plan: alcanzar la cifra de 37,5 millones de toneladas en 2022.
La mejora de la intermodalidad, por su parte, también ha avanzado a lo largo del primer año del Plan estratégico. El tráfico ferroportuario ha aumentado un 12% este último año y el 65% en los últimos seis años, y se han puesto las bases para que siga creciendo.
En gestión medioambiental, la Autoridad Portuaria ha acogido el primer suministro de gas de barco a barco de Europa atlántica, ha finalizado un proyecto pionero para implantar en los muelles una iluminación más eficiente y sostenible, ha llevado a cabo una política de transparencia en la vigilancia continua de la calidad del aire y del ruido, y ha acogido nuevas implantaciones de energía eólica. En cartera, como uno de los principales retos para este año, se encuentra ser el primer puerto europeo en lograr el certificado de ciclo de vida.
En cuanto a las obras, este año finalizará la primera fase del Espigón central, que aportará 334.000 nuevos metros cuadrados y un kilómetro de línea de atraque, y ha adelantado que será urbanizado en tres etapas.