Jueves, 13 Marzo 2025

    El peaje portugués: el caos está servido

    El peaje portugués: el caos está servido

    De caro, caótico y hasta de chapuza ha sido calificado el recientemente estrenado peaje en Portugal, en vigor desde el pasado 15 de octubre: hasta 77 euros por un tramo de 76 kilómetros de autovía (de Vigo a Oporto) para un automovilista.

    DÓNDE SE APLICA


    Las autovías afectadas en una primera fase son las de entrada a Oporto: A-17 y A-25 Aveiro Oporto por la ruta Sur; A-28 Viana do Castelo-Oporto, por la ruta Norte y A-41 y A-42 Guimaraes-Braga-Oporto, por la ruta del Este. El próximo 15 de abril de 2011 este peaje se extenderá a las regiones del Algarve, Beiras Litoral y Alta, Beiras Interior e Interior Norte.

    En total, más de 900 kilómetros de peajes en las antiguas autopistas SCUT (siglas que significan “Sin coste para el usuario” y que ahora lo va a tener). Al parecer, la medida ha sido implantada por el gobierno luso para paliar la grave crisis económica, porque el dinero de la recaudación no servirá exclusivamente para construir más carreteras o reacondicionar las existentes. Por su parte, la empresa nacional lusa “Autostradas de Portugal” ha declarado que no tiene fondos para hacer frente a más gastos en carreteras.

    Por el momento, coexisten dos tipos de tarifas: una para los portugueses y otra para los extranjeros. Los primeros tienen viajes gratis y descuentos; los paganos son los foráneos.

     

    NO SE ADMITE DINERO NI TARJETAS


    Lo curioso del caso es la fórmula para el pago de los peajes. Es preciso pagar mediante un dispositivo electrónico que se debe colocar en el vehículo (tipo VIA T español), que previamente debe adquirirse en las oficinas de Correos o entidades multibanco, cuyo coste en alquiler es de 27 euros. A continuación éste deberá recargarse para pagar los peajes, con un precio adicional de 50 euros para vehículos ligeros y de 100 euros para pesados, con una validez de 90 días. Si no se consume en su totalidad, no habrá devolución alguna.

    Decenas de cámaras para que no se escape nadie sin pagar.

    Decenas de cámaras para que no se escape nadie sin pagar.

    Es posible, si nuestro trabajo exige permanecer un tiempo en el país luso, abrir una cuenta con un depósito permanente en un banco portugués, adquirir el dispositivo y que el sistema automático cargue a la cuenta el coste del peaje.

    Sin dispositivo, unas cámaras grabarán nuestra matrícula. La sanción para los vehículos extranjeros multiplicará por 10 el precio del peaje correspondiente, con un máximo de 125 euros. Si nos para la policía, la multa deberá abonarse en el momento.

    PROTESTAS EN ESPAÑA

    El problema adicional viene de la poca previsión que se ha hecho en el estocaje de los dispositivos.

    “La avalancha para su adquisición ha sido tan grande que se han agotado las existencias  y no es posible pagar con dinero”, explica Carlos García Cumplido, secretario general de FEGATRAMER.

    Carlos García Cumplido afirma que el sistema de peaje portugués es una verdadera chapuza en todos los sentidos.

    Carlos García Cumplido afirma que el sistema de peaje portugués es una verdadera chapuza en todos los sentidos.

    García Cumplido añade que se han reunido con empresarios de Viana do Castelo (al norte de Portugal), para quejarse ante las autoridades europeas por lo que consideran “un incumplimiento del Tratado de la UE, que propugna la libre circulación de los vehículos, sin obstáculos como éste”.

    Este sobrecoste afecta especialmente a los transportistas gallegos y a multitud de empresas que tienen relaciones económicas con el país vecino.

    “Muchos de los esfuerzos que se han hecho para colaborar entre los países  se van a ir al traste”, aclara Carlos García.

      * Los euros no sirven

    Si usted se dirige a la ciudad de Oporto desde Galicia –sin usar carreteras locales o regionales- puede optar por la autopista A-3 o bien la autovía A-28.

    En la primera se podrá pagar en euros en las cabinas de peaje, pero al entrar en Oporto deberá utilizar la circunvalación A-25 (Grande Porto) o la A-41 (Costa de Prata).

    En ambos casos acabará teniendo el mismo problema, el telepeaje que sólo es posible “salvar” con el dispositivo señalado. Esto no tiene sentido en un mercado comunitario, motivo por el cual diversas asociaciones españolas de empresarios confían en que la Dirección General de Transportes de la Comisión Europea intervenga y obligue al gobierno portugués a retractarse. La pérdida de competitividad de las empresas gallegas y portuguesas es más que evidente.

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