Y es que el sector químico “está francamente mal”, explica, con los primeros meses del año “horrorosos”. Sin embargo, la compañía que dirige consiguió subir precios a primeros de año, gracias a los contratos que mantiene con sus clientes, “aunque el IPC es muy difícil de aplicar”, sostiene.
“Faltarán camiones cuando los centros logísticos no puedan trasladar sus cargas al autónomo”
“La subida del combustible nos está destrozando los costes; en estos momentos bien podemos decir que el gasóleo representa algo más del 35% de nuestros costes de explotación”. Santos asegura que por el momento no necesita financiación y que, en su caso, la morosidad apenas le afecta.
No obstante, sus previsiones para el presente ejercicio son negativas, merced a “la incertidumbre a causa del combustible y la inestabilidad en la que estamos instalados; por su parte, los clientes también nos transmiten sus problemas, lo que a la larga acaba afectándonos. Eso sí, nuestros servicios tienen que ser de la máxima calidad, siempre, en cualquier circunstancia”.
Para Rafael Santos, deben producirse reformas de calado en el mercado laboral y la productividad, sin “encorsetamientos”. En su opinión, “tenemos un exceso de legislación y es urgente que se unifiquen criterios y también que nos dejen trabajar. Los clientes deben concienciarse de que van a hundir al sector, si continúan reduciendo sus costes a costa del transportista”.
“En el futuro primarán las empresas de mayor tamaño con asalariados”
Santos considera que se está perdiendo calidad en el transporte, como consecuencia de la actuación de los cargadores. “Faltarán camiones cuando los centros logísticos no puedan trasladar sus cargas al autónomo, porque éste ya no pueda trabajar a los precios que le están dando”.
En el futuro primarán las empresas de mayor tamaño con asalariados, “si conseguimos que los costes vayan a productividad; es posible que ello genere costes superiores en el servicio, pero cuando comencemos a funcionar correctamente, la excelencia en el servicio se incrementará”. Las pequeñas y medianas empresas deberán unirse, “de lo contrario tendrán grandes problemas”, augura Santos.