Así se expresa Julián García, de Félix García e Hijos, a la hora de hacer una valoración sobre la evolución que ha experimentado su compañía en los últimos meses en lo que al volumen de negocio se refiere.
Todo ello se complica aún más “gracias” a la brutal subida que ha experimentado el gasóleo durante este tiempo, y lo que es peor “debido a la imposibilidad de repercutir los costes a nuestros clientes, y así no hay manera. Aun así, en marzo repuntó algo el trabajo, pero sin grandes alegrías, si bien se ha producido una cierta recuperación. Para los próximos meses pienso que va a haber más movimiento, sobre todo a partir del verano, pues no sé por qué cuando hay elecciones parece que todo se para un poco”, añade.
Pero lo más importante “es que podamos trasladar las subidas del precio del gasóleo a nuestros clientes, ya que si no es así, lo tenemos mal. Y es que no hemos conseguido nada en este sentido. Es más, muchas veces si vamos a nuestros clientes con este propósito, siempre terminan por enseñarnos tarifas más baratas por los servicios”, explica Julián García.
Con todo, “no creo que volvamos a los volúmenes de 2009 y 2010, esperando que tiremos hacia delante, porque de lo contrario el futuro sería bastante complicado para todos”, continúa.
Tampoco ve nada claro Julián García el tema de las inversiones. “Entre los bancos que no dan dinero y que no es el momento más oportuno para ello, no podemos renovar flota, con lo que el parque cada vez se está haciendo más viejo. Por lo menos, y en el caso de mi empresa en concreto, no hemos tenido que para vehículos”.
Mucho de los problemas actuales, y de lo que se está discutiendo mucho entre el Comité Nacional de Transporte por Carretera y las principales organizaciones de cargadores, es el tema del plazo de los pagos.
En este sentido, Julián García reconoce que le están pagando “bastante tarde, y muchas veces te ves obligado a pedir préstamos para tener circulante ante esta tesitura, pero los bancos, si te lo dan, lo hacen a un tipo de interés muy alto. Habría que aplicar un modelo que tenga rango de ley por el que se obligue a los cargadores a hacer los pagos a 30 días, tal y como sucede, por ejemplo, en Francia. Ocurre que hay pocos contratos de transporte firmados y luego hay que tener en cuenta la intermediación, que es otro problema”, indica Julián García para terminar.