LA CLAVE DE LOS RETORNOS

Con más de 50 años de historia -comenzó su andadura en el año 1960-, Transportes Meana tiene en el transporte de leche en cisternas tanto a nivel nacional como internacional su actividad. Pero no fue hasta el año 1970 cuando se hizo cargo de la misma nuestro protagonista.

Más de cuatro décadas en las que ha pasado por muchas vicisitudes, pero ninguna como la crisis que estamos viviendo actualmente. Y parece que la cosa va a seguir así, tal y como explica Eleuterio Meana: “En España tenemos trabajo, si bien es cierto que los precios son muy bajos. Pero lo peor de la situación tiene que ver con los retornos, que tenemos muy pocos, cuando los tenemos. El problema es que no podemos subir los precios de ida para compensar las vueltas en vacío, ya que hay mucha competencia y nos podríamos quedar fuera del mercado. Además, en el transporte cisternas tenemos mucha competencia desleal, más incluso que en otros sectores de actividad, hasta el punto de que se mueve mucha mercancía de forma ilegal y así es imposible competir en igualdad de condiciones”.

También tenemos el problema de los lavaderos, pues los clientes “nos obligan a descargar en determinados puntos y nos tenemos que desplazar un gran número de kilómetros en vacío, además de tener que pagar un precio muy elevado por el lavado”, continúa Eleuterio Meana.

Con todo, no parece que en este 2011 la situación haya cambiado con respecto al comportamiento del mercado en los últimos años, tal y como indica este empresario asturiano. “Estamos peor que otros años, porque repito, no tenemos cargas de retorno y en años pasados por lo menos teníamos mejores portes de vuelta por parte de las grandes multinacionales de la leche; incluso nos repercutían el precio del gasóleo todos los meses, pero es algo que se daba mayormente por parte de las empresas extranjeras y no las nacionales”.

La situación es tan crítica en estos momentos, que Eleuterio Meana no ve solución a corto plazo de cara a enderezar una coyuntura realmente mala. “Es difícil que todo cambie de la noche a la mañana. Además, todo se complica por el hecho de que muchas empresas no pueden soportar la estructura que tienen, y se ven obligados a parar camiones, algo que si bien yo por el momento no he hecho, no descarto que en poco tiempo me vea en la obligación de llevarlo a cabo si esto sigue así”, asegura. “Pero para que la situación mejore, cuando menos, tenemos que empezar a tener cargas de retorno. Menos mal que las empresas lácteas no pagan mal en lo que se respecta a los plazos, pero eso es algo que no pueden decir las compañías que operan en otras especialidades, a las que pagan a 90 e incluso a 120 días, y así no se puede seguir”, explica para terminar.

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