REVISTA TRANSPORTE PROFESIONAL
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O quizás hubiera sido mejor titular con un ¡fuera caretas!, que es la expresión más común. Es el pensamiento que se me viene a la cabeza si analizamos lo que se habló, tanto dentro como fuera del salón de actos, durante la celebración del foro de AECOC. Porque sí, no fueron pocas las voces que abogaron por insistir en la colaboración entre los cargadores y los transportistas. ¿Les suena verdad? Es el mismo mantra de siempre y que se repite año tras año. ¡Como si no lo tuviésemos claro! Y desgraciadamente no siempre es así.
Cierto es que en algunas ocasiones los dos ‘contendientes’ han remado al unísono para que este transatlántico llamado ‘sector de transporte’ vaya por la dirección correcta. Un claro ejemplo se dio en el ‘paro y medio’ que se produjo durante 2022, en el que tanto unos como otros escenificaron la inconveniencia y lo inoportuno de una acción selectiva organizada por unos pocos que no beneficiaba absolutamente a nadie.
Pero también es verdad que las desavenencias han estado a la orden del día, incluso tras la firma de los acuerdos de marzo del año pasado, con la prohibición de la carga y la descarga por parte del conductor, práctica que parece se ha ‘erradicado’ en gran medida en los casos en que está así estipulado -me refiero a los tipos de actividad-, y en los que no está siendo así, se está poniendo especial énfasis en denunciar conductas fraudulentas en relación a todo ello.
La modificación de las masas y dimensiones, más cerca
Otro asunto que tiene en continua disputa a cargadores y transportistas es la modificación de las masas y dimensiones, que lo podemos reducir a las ya míticas 44 toneladas. Y el titular que reza este editorial tiene mucho que ver con una posibilidad que prácticamente será una realidad a muy corto plazo.
El sector de transporte ya es consciente de que van a llegar, y dejando a un lado los temas técnicos, de los que todavía hay mucho que discutir -pesos por eje de los camiones, costes adicionales para las empresas, problemas a la hora de pasar la ITV, etc.-, es preciso dejar claro, sobre todo a nuestros clientes, que esas cuatro toneladas extras las van a tener que pagar sí o sí. Y aunque parezca que es algo de sentido común, tengo la sensación de que esta ‘guerra’ no va con algunos. Vamos que se han quitado la mascarilla-careta.
No lo digo yo, lo dice el propio Carmelo González, presidente del Comité Nacional del Transporte por Carretera (CNTC) y de CONETRANS; cito literal: “algunas empresas estaban pagando a sus transportistas por euro por tonelada y ahora vuelven hacerlo por euro por viaje, para no pagar el aumento de tonelaje que supondrá el paso a las 44 toneladas”. Con eso está todo dicho. A mí me parece algo gravísimo y que de hacerse extensible esta práctica el problema que se va a crear va a ser muy grande.
Creo que todavía estamos a tiempo para llegar a un entendimiento -no mucho, pues tal y como apunta Ovidio de la Roza, presidente de la CETM, “mi impresión es que será una realidad el próximo 1 de julio”-, con lo que las próximas semanas se antojan decisivas en este sentido.
El sector de transporte es consciente de que las 44 toneladas van a llegar, si bien es preciso dejar claro, sobre todo a los cargadores, que esas cuatro toneladas extras las van a tener que pagar sí o sí
Por cierto, el pasado 31 de marzo se acabó el descuento de los 20 céntimos en el precio de los combustibles para los transportistas, pasando a ser 10 céntimos en el segundo trimestre. Desde nuestra confederación se apunta a la necesidad de negociar para que se prorroguen hasta el 30 junio esos 20 céntimos de euros, y, a poder ser, durante todo el año 2023. Lo que no es de recibo es que, según ha llegado a nuestros oídos, algunos cargadores se apropien de ese descuento, porque son para el transporte.
En cualquier caso, y aunque parece que en este primer trimestre la demanda de transporte ha bajado en según qué actividades -esperemos que esta situación se revierta lo antes posible-, hay que continuar trabajando, primero por seguir aplicando los acuerdos del año pasado, y segundo por avanzar no ya solo en aspectos como las masas y dimensiones, sino también en aspectos como, por ejemplo, el III Acuerdo General sectorial, en el que se sigue negociando intensamente. Ocurre que, al ser año electoral, muchas veces todo queda en un segundo plano. Esperemos que no sea así.