
El sistema ContiPressureCheck se compone de un transmisor de 2 cm de longitud y menos de 20 gramos de peso, y de un procesador que se acopla al interior de la banda de rodadura del neumático en un soporte de goma. Cuando se cambia el neumático, el procesador se puede extraer del soporte para volver a utilizarlo en un nuevo neumático. La batería dura unos seis años o, aproximadamente, 600.000 km.
Tanto la flota como el conductor del vehículo pueden acceder a los datos recogidos por ContiPressureCheck gracias a la conexión con el sistema de Ruptela. En el caso de producirse una desviación con respecto a los valores previstos, tanto los gestores de la flota como los conductores podrán reaccionar rápidamente y evitar así posibles períodos de inactividad que pueden suponer pérdidas de tiempo.
ContiPressureCheck es compatible con neumáticos de todas las marcas y con todo tipo de vehículos.