REVISTA TRANSPORTE PROFESIONAL
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No llego a entender muy bien la postura de los sindicatos ante distintos problemas que se plantean en las relaciones laborales.
Podría poner muchos ejemplos, pero voy a circunscribirme a los que se refieren al sector del transporte.
Aunque en éste existen otros empleos que cubren otras áreas, los conductores constituyen el grueso de la plantilla de cualquier empresa de transportes.
Además, los conductores están sometidos, con determinadas excepciones, a una legislación especial en cuanto a la regulación de la jornada laboral y, su trabajo propiamente dicho, está reglamentado tanto por la normativa europea como por la española, con determinadas obligaciones que deben cumplir tanto empresas como trabajadores. Me refiero a la instalación y uso del tacógrafo o la regulación de los tiempos de conducción y descanso.
"No es lo mismo un conductor de cercano recorrido que pernocta todas, o la mayoría de las noches en su casa, que el que realiza largas distancias que pueden acarrearle pasar fuera de casa más de 20 días al mes"
Este es un trabajo duro para el que se requiere que la persona tenga, no diría vocación (que se da en muchos casos) pero sí predisposición y que, al menos en una etapa de su vida, no le importe asumir un trabajo que no le permite volver a casa todos los días.
El desarraigo puede ser, a mi juicio, lo que en mayor medida esté produciendo esa escasez de conductores que venimos denunciando. Pero este no es el único problema: las condiciones de trabajo son también muy importantes. Además de la conducción, el conductor ha venido asumiendo, sin tener por qué, otras actividades, como realizar la carga o descarga del vehículo o el intercambio de palés.
También tiene que soportar horas de espera injustificadas para poder cargar o descargar la mercancía sin que, además, reciba la más mínima atención por la empresa cargadora, que debiera poner a su disposición un lugar adecuado donde permanecer durante este tiempo.
Las carencias del transporte
Tampoco es de recibo que no existan suficientes aparcamientos seguros y protegidos en ruta para poder realizar el merecido descanso sin estar pendiente de que roben la mercancía, el gasóleo o se introduzcan polizones y que, además, dispongan de instalaciones adecuadas para cubrir sus necesidades. No me olvido de la retribución, que debe ser adecuada al trabajo y responsabilidad que asumen estos profesionales.
En fin, son varios factores los que pueden hacer poco atractiva la profesión. Lo que sorprende es que hayan sido los propios empresarios y no los sindicatos los que han exigido y conseguido que se aprueben determinadas normas que contribuyan a mejorar la actividad del conductor, como la regulación de la carga y descarga (prohibiéndola en determinados casos), la reducción de los tiempos de espera en las operaciones de carga y descarga; la creación de aparcamientos seguros y protegidos; el empeño de que se acabe de una vez con el intercambio de palés en toda Europa o el que se establezcan unos estándares para que el conductor disponga en los centros de carga y descarga, mientras espera, de unas instalaciones adecuadas con unos servicios mínimos.
En cuanto a los salarios, no se entiende que, como ocurre en concreto en Murcia, no se llegue a ningún acuerdo con los sindicatos en la negociación colectiva, paralizada ya cinco años, a pesar de las ofertas económicas realizadas por la patronal, supeditando la negociación del convenio a que desaparezca el plus de kilometraje, declarado por el Tribunal Supremo ajustado a la legalidad, perjudicando, con esta actitud, no sólo a los conductores, sino a todos los trabajadores afectados por este convenio, que vienen perdiendo poder adquisitivo de manera incomprensible, lo que desde luego no puede achacarse a los empresarios.
No entiendo qué defienden los sindicatos.