Con el artículo comentado se me quitaron las ganas de seguir escribiendo, la verdad, dado el alto riesgo de depresión que asumía al tratar temas del transporte de mercancía por carretera. Animado por el director de esta publicación, Javier Baranda, entregué "El diagnóstico", donde enumero los grandes males sectoriales, a mi juicio, pendientes de curar (en el supuesto que la tuviesen). Le siguió: "El forum peccatorum", donde me pregunto si los trabajos realizados –gratis et amore- por el Consejo Nacional de Transportes y la Comisión de Intermodalidad dependiente de dicho Consejo servían para algo; si sus informes y propuestas eran leídas, debatidas o tenidas en cuenta por sus principales destinatarios: los responsables de Fomento.
Ciñéndome a la novedad imperante, opiné sobre la "acción directa", considerada por el sector como un gran avance; sigo pensando que tiene muy corto recorrido, pero si los transportistas consideran que es buena para ellos, mejor que mejor; pero para evitar que lo mejor resulte enemigo de lo bueno sigo opinando que hay que eliminar sus chirridos, que los tiene y estridentes, y ajustarla a la realidad jurídica de nuestro país con el fin de que resulte buena para todo el sector, no solo para una parte, y también proteja sin sobrecostes añadidos a los cargadores serios y competentes.
Con el relajo del verano escribí "Del fielato a la gloria y de la gloria al fielato", donde me planteo el asincronismo entre los avances tecnológicos y los palos en las ruedas que ponen las autonomías a la actividad económica legislando cada una por su cuenta y con poca armonía, cuando no contradicción. Pasado el verano y leído el mamotreto difundido por Fomento sobre la estrategia logística de España, dejé de preguntarme cómo iba la señora ministra a poner en valor la estrategia logística, porque lo expresaba claramente en dicho estudio estratégico: trasvasando mercancía de la carretera al ferrocarril mediante una sencilla y costosa fórmula: invirtiendo en el ferrocarril. Obviada la pregunta, sí hice la crítica, que no me resisto a plasmar de nuevo: "¿Acaso piensa el gobierno captar y transvasar esos tráficos de la carretera al ferrocarril a base de decretazos, con sanciones a las empresas que optan por transportar sus mercancías -su inversión- por un sistema modal más barato, rápido, flexible, capilar y eficiente como lo es el de la carretera? Sin embargo, nunca se preguntan el porqué de esa pérdida de cuota de mercado del ferrocarril, a pesar de disponer de fondos públicos hasta generar una deuda de vértigo. Eso no se lo preguntan nunca, solo piden empréstitos para bla,bla, bla...endeudar más al país.
En octubre abordamos un tema ambiguo y gravoso: "Tráfico" proponía bajar la productividad, o sea, la velocidad de los camiones, que es lo mismo. Siempre limitar y prohibir en lugar de aprovechar las mejores infraestructuras viarias y los impresionantes avances tecnológicos aplicados a los vehículos en relación a la seguridad, tanto activa como pasiva, para incrementar la eficiencia y bienestar en los desplazamientos. Tráfico, hasta la acentuación de la crisis -dije- venía recaudando en torno a 600 millones de euros y gastaba sobre 500 más o menos; pues bien, con la crisis, las incontables infracciones y las altas multas, les bajó la recaudación y apareció el déficit, por lo que dejan de ser autosuficientes y les mengua la condición de reyes del mambo; traumatizados, intentan evitar su ruina a la manera oficial: no reduciendo los gastos, sino aumentando imperativamente los ingresos, la recaudación, o sea: más infracciones, más sanciones y de cuantías más altas. Por la seguridad claro.
Al punto de acabar este artículo se anuncia la nueva composición del Comité Nacional del Transporte por Carretera (2014-2017), donde sigue siendo mayoritaria la CETM seguida a distancia por Fenadismer, y a poca de ésta por el resto de organizaciones. Todas en su conjunto representando a poco más del tercio del censo de empresas del sector; en algunas especialidades la cuota sí es elevada, llegando casi al pleno de representatividad. Escaso porcentaje de empresas en general que no se corresponde con el trabajo inmenso en calidad y esfuerzo y sin apenas recursos que realizan todas las organizaciones, todas, en la defensa y mejora del sector. Un desafuero, ciertamente. En fin otro día lo analizaremos.
Me resta destacar la enorme labor que su presidente Ovidio ha realizado al frente del Comité. Nunca ha impuesto el rodillo y se han tomado las decisiones por consenso y eso siempre es bueno, espero que este estilo tenga continuidad.