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No obstante, este año la empresa se encuentra casi al máximo de su potencial de actividad, “debido a la demanda de la Administración, con lo que por ahora no tenemos vehículos parados”.
ADECUAR LA OFERTA
Según Grande, “el sector ha adecuado su oferta a los tiempos de crisis y por esta razón disponemos de las plantillas más cortas y de las infraestructuras más bajas (incluyendo vehículos), desde hace una década”. “No espero ver crecimiento –añade- en el sector hasta por lo menos el segundo semestre, aunque es arriesgado predecir, porque casi todos los estamentos han errado en sus augurios”.
PRECIOS A LA BAJA
La subsistencia ha entrado en juego y las empresas juegan también sus bazas a la desesperada, según Carlos Grande: “siempre hay una empresa que supera el precio bajo de otra”.
Grande está convencido de que “se va a abrir una brecha entre quien ha apostado por precio por debajo del coste y quien aún oferta calidad, con precios contenidos pero dentro de unos parámetros razonables. Yo creo que este año van a perder las empresas que hayan jugado a precios temerarios; quizás entren otras, pero el tiempo de vida con estas políticas no es ilimitado”.
El nivel de incidencia del combustible en los costes de explotación es menor en el sector de mudanzas que en el resto.
"entre el 6% y el 12%, en función del recorrido –nacional o internacional-, aunque los costes laborales representan un porcentaje del 55%”. Por ello, la repercusión al cliente depende de cada caso, aunque “en general y siempre y cuando de piense en la subsistencia, no va a repercutirse”, aclara Grande.
“El circulante es el que nos ayuda a soportar las carencias de cobro a las que nos somete la Administración”
MALOS AUGURIOS PARA LA FINANCIACIÓN
“Las entidades financieras se han dedicado a autofinanciarse, a colocar derivados financieros a las pymes y no están por la labor de inyectar liquidez en nuestra tesorería”, reflexiona Carlos Grande. “Debemos pensar –continúa- que el circulante es el que nos ayuda a soportar las carencias de cobro a las que nos somete la Administración (su cliente), y con la caída del cliente privado que nos pagaba al contado, nos encontramos con un grave problema”.
A esto debe añadirse los compromisos e inversiones realizados en épocas de bonanza, que ahora pasan factura.
“Antes, con solo tener trabajo se solucionaban el 90% de los problemas; ahora con trabajo sólo tenemos el 60% de viabilidad; el resto depende de la financiación y de la atención a la deuda generada estos años”. La morosidad, por su parte, se ha incrementado en un 50%, por lo que a la Administración se refiere.
OPTIMISMO MODERADO
Carlos Grande cree que 2010 ha sido el peor año de la crisis para su sector, y confía en que el presente sea moderadamente mejor.
En el capítulo de medidas pendientes, por parte del Gobierno, Grande opina que “debe reformarse el marco laboral y agilizar la burocracia”. Grande piensa que el empresario no se arriesga a contratar “fijos”, “porque tiene grabado a sangre el coste de sus últimos despidos”.
“Se debería incentivar a las empresas que más empleo crean y no como ahora –asegura- que se penaliza a las que tienen más estructura, puesto que el pago a la SS no guarda relación con nuestra facturación: si facturamos más, pagamos más IVA, pero si facturamos menos, pagamos las mismas cuotas sociales”.
Grande cree que las reformas debieron hacerse hace tres años. “Debemos extraer lecciones y ser más rápidos en tomar decisiones. Dicen que si en un incendio observas a alguien mirando la hoguera en lugar de tirar pozales de agua, estás ante un pirómano. El empresario, por su parte debe apostar a riesgo y no a supervivencia y crear empleo estable; ningún empresario debe pensar que nuestra batalla es distinta a la del trabajador. Vivimos de lo mismo”.