La última "boutade" (por no llamarlo estupidez) ha sido protagonizada, !cómo no¡, por nuestros colegas franceses y belgas: 30.000 euros de multa y un año de cárcel para el empresario, por parte de las autoridades galas y 1.800 euros de sanción para el conductor, por mor de sus "primos" belgas. Y todo por realizar dentro de la cabina del camión el descanso semanal "normal" de al menos 45 horas. Los argumentos sobre los que se asienta y justifica esta norma, fruto de una triquiñuela legal, no nos sirven.
En teoría, se trata de eliminar a las llamadas "empresas buzón", es decir, las que se "implantan" en los países del Este europeo (lo que llamamos "rumanización") de forma ficticia -sin sede física-; contratan conductores baratos y trabajan sólo en otros Estados, compitiendo en condiciones sociales muy ventajosas con sus colegas del Oeste, como los franceses y belgas, entre otros.
Pero resulta que este problema, que bien podría resolverse aplicando la última Directiva sobre trabajadores desplazados, nos afecta de lleno, porque somos un país periférico y de obligado tránsito por Francia y Bélgica en nuestros desplazamientos internacionales. Cabe señalar, por otra parte, que nuestros colegas franceses no le han hecho ascos a esta medida, inmersos como están en una grave crisis económica, de competitividad y competencia desleal. A río revuelto...
Existen decenas de argumentos en contra de esta arbitraria y desproporcionada medida (que reseñamos en este mismo número), que atenta contra la libertad empresarial, rompe el espacio único europeo y conlleva gastos y daños innecesarios para el transportista y el conductor. No se puede restringir la circulación, con restricciones de fin de semana que impiden a los conductores retornar a casa, lo que les obliga a quedarse en territorio belga o galo, sin permitirles a la vez descansar en sus confortables cabinas, abandonando el vehículo en cualquier lugar, a expensas de robos e incidentes y con el riesgo de perder el seguro, pues los vehículos se quedan sin vigilancia. Las protestas, por parte de todo tipo de organizaciones ante las autoridades europeas, no se han hecho esperar. Confiemos en que sean atendiadas.
Por otra parte, la devolución de los miles de millones injustamente cobrados por el "céntimo sanitario", lleva camino de convertirse en "revolución", si la Hacienda pública continúa con sus tácticas dilatorias para no dar una solución inmediata a este grave problema. Es un trabajo ímprobo y a la vez desesperante el que están realizando los departamentos técnicos de la CETM y otras organizaciones adscritas a ésta, para lograr arrancar de la Agencia Tributaria un procedimiento de devolución rápido, fácil y accesible. Y el enfado aumenta cuando asistimos, cada vez menos perplejos (quizá estemos "acostumbrándonos"), a múltiples corruptelas y gastos sin cuento. ¿A dónde han ido nuestros dineros?
Y los "documentos de reflexión" -ya llevamos dos- del ministerio de Fomento sobre la modificación de los pesos y dimensiones (hay quien dice que es una doble fórmula para contentar a determinados sectores de nuestra industria y gran distribución, eliminando a la vez la teoría de las 44 Tm), tampoco contribuyen a tranquilizar el ánimo del sector, quien ve en estos “papeles” una amenaza soterrada de más largo alcance.
Por último, convendría saber por qué Fomento no agiliza los trámites para lanzar cuanto antes la Orden de Autorizaciones o, al menos, ya que está en Consejo de Estado, nos informa de sus detalles finales. Tampoco parece que haya prisa alguna por modificar el Reglamento de la LOTT, pues no hay noticias desde que se estableciera el consabido calendario de temas y negociaciones.
En definitiva, queridos lectores, da la impresión de que todo lo que proviene de este sector, vital para la economía, "molesta" y "fastidia" a nuestros políticos, pero en vez de dejarnos tranquilos, no hacen sino maquinar nuevas fórmulas que lastran la actividad y la competitividad, con el peligro de remover un avispero excesivamente cabreado. Confío en que hayan podido disfrutar de unos merecidos días de descanso y les deseo que el nuevo curso nos depare un futuro y noticias más halagüeñas.