Aparte de asuntos internos y de la problemática específica de cada organización, en todas ellas surgen, como no podía ser de otra forma, los grandes temas de actualidad que afectan al conjunto del sector y que, invariablemente, suelen ser coincidentes. No cabe duda de que el catalizador de todas estas reuniones anuales es la Asamblea General de la CETM.
A ella acude una nutrida representación de empresarios de transporte de todo el país, además un buen número de invitados de otras organizaciones, sindicatos, prensa y, por supuesto, de las diferentes administraciones, con Fomento a la cabeza. Su repercusión mediática e institucional es evidente.
No han sido pocos los problemas planteados en esta ocasión por el presidente de la Confederación, Marcos Montero, al secretario de Estado de Infraestructuras, Transporte y Vivienda, del ministerio de Fomento, Rafael Catalá. Aunque algunos no sean de su directa competencia, bien es verdad que Fomento es el órgano tutelar de nuestro sector, lo que implica de hecho la obligación tácita de preocuparse por mediar ante otros departamentos ministeriales para resolver las tribulaciones que aquejan al sector; y se está haciendo.
Antes de entrar en materia, cabe resaltar que por primera vez desde que comenzó la crisis, hemos escuchados voces de moderado optimismo, en relación con la situación económica general, que por fin parece iniciar una lenta recuperación. Los indicadores macroeconómicos y las expectativas, en todos los sentidos, son positivos y auguran un segundo semestre algo más esperanzador.
Sin embargo, el transporte, el primer sector en sufrir los efectos de la crisis y también el primero en percibir los síntomas de una probable recuperación del mercado, continúa padeciendo sus inveterados problemas. Apenas nada ha cambiado; es cierto que los costes de explotación prácticamente no han subido en los últimos meses (salvo el último repunte del gasóleo), pero no es menos cierto que los precios de los servicios, lejos de recuperarse, continúan bajando y la morosidad sigue siendo una de las mayores lacras del sector.
Y la financiación sigue estancada. Las declaraciones del Gobierno, en el sentido de que están "presionando" a las entidades bancarias para que concedan, de una vez por todas, créditos, son estériles, por más que ahora se anuncie la concesión de créditos blandos, a bajo interés y a largo plazo, procedentes del Banco Europeo de Inversiones, entidades bancarias y financieras de marca. A estas alturas, no se conoce la letra pequeña de las condiciones, pero mucho nos tememos que las pymes lo tendrán crudo.
A pesar de la modificación de la LOTT (positiva, no cabe duda), la lentitud de la Administración para publicar el texto refundido de la misma, la nueva Orden de Autorizaciones y el ROTT, resultan exasperantes. Como igual de irritante, además de escandalosa es la postura de Hacienda ante la devolución del "céntimo sanitario".
A este respecto, la advertencia del presidente de la CETM, en el sentido de que el sector entenderá como una "provocación" las excusas de la Agencia Tributaria para pagar lo indebidamente cobrado, no es baladí. Hartos de estar hartos, a nadie le extrañará que en cualquier momento salte el conflicto a la calle. Otro de los temas tratados fue es de la fiscalidad, en referencia al sistema de módulos, sobre el que cabe señalar que la CETM realizará las oportunas enmiendas al texto que finalmente se publique, en la Reforma Fiscal.
Quiero llamar la atención, por último, acerca de un problema muy significativo en estos momentos: la pretendida modificación de los pesos y dimensiones. La propuesta de Fomento, que el secretario de Estado de Transportes considera "razonable", afirmando que "no pretende romper nada ni generar ninguna tensión inasumible para el sector", tampoco es de recibo porque debería excluir de forma expresa a sectores como las cisternas o los frigoríficos, cuando habla de elevar la altura máxima a 4,50 metros.
La CETM ya avisado que el incremento hasta las 60 Tm y 25,25 metros deberá tomarse como una "prueba, temporal, experimental y con condiciones", porque, en definitiva, el cauce para las modificaciones es la armonización en el seno de la UE. Como vemos, mucho pedir, a cambio de nada tangible, como por ejemplo, la eliminación de las restricciones al tráfico.