El pasado 13 de noviembre el Comité Nacional de Transporte por Carretera, CNTC, decidía levantarse de la mesa de negociación (de la Comisión Tripartita), de la que formaban parte los representantes de los cargadores y del Ministerio de Transportes y en la que se abordaba la problemática de la carga y descarga por parte de los conductores y los riesgos laborales que estas tareas representan, además de otros problemas colaterales relacionados con los tiempos de espera.
Como se recordará, esta mesa tripartita sobre la carga y descarga, constituida a instancias del CNTC y el Ministerio de Transportes, se enmarca en la serie de compromisos alcanzados entre las dos partes, rubricados el pasado 23 de julio por el secretario de Estado Pedro Saura, en nombre del ministro de Transportes José Luis Ábalos.
El motivo esgrimido por el Comité Nacional para dar por finalizada su presencia en esta mesa no ha sido otro que el haber constatado la “nula voluntad de adoptar las medidas necesarias para cortar de raíz los problemas para cuya solución se convocó”; es decir, frenar los abusos de los cargadores hacia los conductores profesionales. El CNTC calificaba este foro de debate como “técnico, denso y tedioso”, y en otros ámbitos no han faltado quienes lo han tachado de “tomadura de pelo”. Por supuesto, el Comité Nacional de Transporte por Carretera aclaraba que mantendría su presencia en el resto de las mesas de negociación.
El revuelo que se ha organizado como consecuencia de esta protesta es digno de mención.
Vaya por delante que la mayor parte de los transportistas apoya esta decisión, aunque algunos opinen que no era el mejor momento para “levantarse de la mesa”. ¿Por qué motivo? La ruptura de una mesa de negociación se ha hecho mil veces, en todo tipo de circunstancias y en todos los sectores, por estrategia o simplemente para demostrar que existen “líneas rojas” que no se pueden traspasar, que esto no es un juego sino una cuestión muy seria y que ya estamos hartos de que se quiera hablar solo de los incrementos de pesos y dimensiones, sin contrapartidas.
Llevamos años con el mismo tema y no es de extrañar que los negociadores estén cansados de la cerrazón de sus interlocutores quienes, por otra parte, llegaron a cifrar en 2.000 millones de euros (hablamos de AECOC) el coste que para ellos tendría el realizar las labores de carga y descarga, si tuvieran que prescindir de nuestros conductores.
Claro está que hubo que recordarles que no es precisamente dinero lo que quiere el transporte, sino tarifas justas y dignidad para sus chóferes, en todos los sentidos.
Que nosotros sepamos y en términos generales, jamás el cargador ha mencionado pagar por este servicio al transportista, salvo excepciones que hayan interesado a ambas partes. Las propuestas que dicen haber puesto encima de la mesa asociaciones de cargadores como Aeutransmer (ahora AEC) para dirimir el problema de la carga y descarga no son de recibo porque, volvemos a insistir, lo único que en verdad les interesa son las 44 toneladas y ahora, al parecer, también los 20 metros de longitud.
El Ministerio de Transportes, por su parte, debería seguir el ejemplo de algunas CCAA y prohibir la carga y descarga justamente ahora, en la segunda ola de la pandemia y, por supuesto, en el futuro.
Decir que mantiene su “compromiso de seguir trabajando para la mejora del sector” es una frase hecha e instar al Comité Nacional a proseguir el diálogo es encomiable, pero también insuficiente, porque el problema tiene otra lectura de mayor calado.
Nuestros lectores deben saber que además de la mesa tripartita citada existe una segunda, tan importante o más que la primera, en la que el sector también se juega su futuro. Pero en ambos casos cuenta, antes que nada, el nivel de los interlocutores. Está muy bien hablar hasta la saciedad de cuestiones técnicas, pero aquí lo que de verdad importan son las “políticas”, dialogar al más alto nivel, en este caso directamente con un político de altura que además de ministro del MITMA es secretario general del Partido en el Gobierno: José Luis Ábalos.
Justamente al cierre de la Revista Transporte Profesional de diciembre 2020, el Comité Nacional de Transporte por Carretera (CNTC) volvía a instar por escrito a Ábalos a retomar las mesas de negociación con el sector, en las que todavía perduran los famosos diez puntos de la discordia, entre los cuales se encuentran la carga y descarga.
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