Viernes, 14 Marzo 2025

    Juan Antonio Sánchez Torres. Presidente de la Asociación Nacional de Vendedores de Vehículos a Motor (GANVAM)

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    Un plan de ayudas para industriales

    El sector de la automoción lleva más de dos años sufriendo de lleno el impacto de la crisis, un hecho que se aprecia en las fuertes caídas de ventas que se produjeron (en 2009 se desplomaron un 17,9%) hasta la entrada en vigor del Plan 2000E, que “estabilizó” parcialmente el mercado de turismos.

    Dicho esto y si consideramos que la industria del automóvil está dañada, mucho más grave es la situación de los vehículos industriales, un sector estrechamente ligado a la actividad económica del país, que en estos momentos está bajo mínimos. Eso explica que el año pasado arrojara un más que preocupante desplome en sus matriculaciones de hasta el 62% en comparación con el año anterior.

     Además, por si alguien dudara de esta situación límite, debe tener en cuenta que lo que va del presente año es comparativamente peor, con una caída ya en enero del 8% sobre el desplome de 2009. Y, por desgracia, de momento no apreciamos señales que den pie a un posible cambio de tendencia en los próximos meses. La actividad constructora sigue a la baja y las líneas de financiación siguen siendo sin fluir hacia las empresas.

    Resulta evidente que este subsector, uno de los grandes olvidados en la industria, necesita un balón de oxígeno que le permita superar la coyuntura. Por este motivo desde Ganvam reivindicamos que se le dote de algún tipo de plan de ayudas públicas que, además de achatarrar los vehículos pesados de mayor antigüedad, sin duda aumentaría la demanda, como ya han demostrado otros planes.

    El Ejecutivo no es ajeno a las difi cultades que atraviesa esta actividad en particular, como muestra el hecho de que a mediados del año pasado planteó la posibilidad de la aplicación de una suerte de Plan VIVE, como el que finalmente se aplicó al sector de los autobuses y autocares, y que fue dotado con un presupuesto de 166 millones de euros.

    Aunque también es cierto que la fórmula del VIVE tampoco parece la más adecuada, pues al final la efectividad del plan queda condicionada a los criterios de las entidades de crédito –un obstáculo con el que tropezó el programa que se aplicó para los turismos en su día.

    Por ello, sería más recomendable una fórmula similar al Plan 2000E con ayudas directas, basadas en el achatarramiento de los vehículos industriales de mayor edad, ya que no sólo incentivaría su demanda y restablecería en parte la salud del sector, sino que haría más competitivas a las empresas beneficiadas por el programa. No dejemos que los industriales sean los grandes olvidados.

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