REVISTA TRANSPORTE PROFESIONAL
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Hemos conocido la rotunda afirmación vertida por el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, en una entrevista concedida a un prestigioso medio de comunicación: “No se plantea esta cuestión, aunque sabemos quiénes son los responsables”. El ministro se refería así a las graves consecuencias de los desmanes producidos en la penúltima semana de octubre, por parte de los CDR y sus cachorros más violentos, con motivo de la sentencia del “procés”.
El máximo responsable de Fomento ni siquiera se había preocupado por conocer el importe económico de los daños sufridos por autónomos y empresarios de transporte por carretera por los innumerables cortes de vías, especialmente de la autopista AP-7. Las vejaciones y los daños morales de todo tipo que han tenido que sufrir los conductores, privados de los mínimos servicios de subsistencia cuentan, al parecer, aún menos. Pero es curioso constatar que Ábalos sí cuantificó los perjuicios por la invasión de las vías férreas y del aeropuerto del Prat: más de siete millones de euros. Una vez más, el transporte por carretera no tiene cabida en la memoria de los políticos.
Ábalos no se plantea indemnizar al transporte
¿Quiénes son, en última instancia, los responsables de las pérdidas multimillonarias (más de 100 millones de euros, según datos aportados por la CETM)? ¿Quiénes son los verdaderos protagonistas de los más que justificados cabreos de los conductores, tirados y desamparados en los arcenes, privados de los servicios más básicos? ¿Quiénes son los artífices de que amplios sectores de la industria y de la agricultura hayan sufrido la paralización obligada de nuestros camiones? ¿Quién o quiénes van a salir a la palestra a explicar a la opinión pública la falta de suministros de primera necesidad, en muchos casos, habidos durante las violentas manifestaciones? Porque no sólo se ha estrangulado la AP-7, sino también numerosas vías de comunicación interna de Cataluña.
Durante esta semana la CETM ha remitido numerosos escritos y efectuado decenas de llamadas a los responsables del Gobierno central (Fomento, Interior…) y la Generalitat catalana. El silencio ha sido la única respuesta a sus peticiones. Todo indica que los garantes de mantener libres al tránsito las carreteras de esta CCAA, de forma que la circulación de personas y bienes no se viera sacrificada, tenían otras cosas más importantes que hacer en sus apretadas agendas. U otros objetivos “políticos”, vaya usted a saber.
Y es que, como ha señalado el presidente de la CETM, Ovidio de la Roza, en una indignada carta abierta a los medios de comunicación, a la sociedad, en suma, “han utilizado nuestros camiones como arma arrojadiza para intentar conseguir sus fines, sabiendo que si paran la actividad del transporte (verdadero motor de la economía) nos convierten a todos en rehenes de sus incontrolados desmanes”. El presidente no sólo se refería a los CDR, sino también a los tristemente famosos “chalecos amarillos” galos o incluso a más altas instancias, como los máximos responsables de los gobiernos de Francia y España en sus actuaciones de bloqueo de carreteras en la última cumbre del G-7.
Si nuestros políticos no cuidan al transporte, díganme ustedes quién lo va a hacer
El transporte de mercancías por carretera no existe; su importancia socioeconómica, declarada en los “papeles” como sector estratégico de nuestra economía, no se traslada a la realidad como hemos visto. Nadie mueve un dedo. No nos sirven las afirmaciones del ministro de Fomento en el sentido de que han intentado buscar desvíos alternativos (no los hay de hecho, como nuestros conductores conocen sobradamente y menos para el volumen de vehículos que transitan hacia y desde Francia), y que, además, han procurado que las normas de conducción y descanso no se aplicaran a los conductores. Puede que ésa haya sido su intención, pero ha llegado demasiado tarde.
La Confederación empleará todos los medios a su alcance, legales, claro está, para reclamar las justas compensaciones por los daños sufridos que no han sido colaterales, sino globales, porque han afectado a una gran parte de nuestra sociedad.
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