Este número especial está dedicado a todos los conductores de nuestras empresas. Ellos son los verdaderos protagonistas, con el permiso de nuestros sanitarios, a quienes nunca agradeceremos lo suficiente su entrega, de la lucha enconada contra esta maldita pandemia que atenaza a nuestra sociedad.
Queremos rendir un homenaje a quienes en momentos cruciales, de incertidumbre, con miles de afectados y de víctimas entre nuestros conciudadanos, han dado y continúan haciéndolo, lo mejor de sí mismos, con celo y sin pausa, con profesionalidad y, es de justicia reconocerlo, con sufrimiento sin límite.
Separados de sus familias, han recorrido miles de kilómetros en condiciones de insalubridad para su higiene personal y faltos de una mínima atención en cuanto a su manutención se refiere, por parte de no pocas Estaciones de Servicio, quienes cerraron a cal y canto aseos y restaurantes. Cabe señalar la firme actuación de la Guardia Civil y otros cuerpos de Seguridad autonómicos, ante las miles de denuncias efectuadas por nuestros conductores al respecto, para que se cumpliera la ley en este Estado de Alarma.
A la hora de escribir esta crónica parte del problema estaba solventado, con la apertura de hoteles y restaurantes en lugares estratégicos, después de las múltiples apelaciones realizadas por la CETM ante el Ministerio de Transporte y otros organismos. No obstante, es de agradecer la iniciativa privada de empresas y particulares que se han volcado en atender estas necesidades, con cafés, bocadillos y lo más imprescindible para seguir rodando. “No pedimos mucho más”, nos han comentado, a través de nuestra web y de las redes sociales.
En estas condiciones extremas en el ejercicio de su profesión, no es de recibo la ausencia de un material (guantes, mascarillas, EPI’s en determinados casos), precioso en estos momentos, para minimizar los riesgos de contagio. En varias ocasiones el Gobierno –a quien también se le solicitaron los test rápidos- nos ha dado esperanzas de contar con estos elementos. Promesas todas ellas incumplidas al cierre de esta edición.
Este número especial está dedicado a todos los conductores de nuestras empresas.
No queremos ser los primeros pero tampoco los últimos en recibir este material, porque a nadie se le oculta que, si nuestros conductores enferman, no podremos contribuir con nuestros servicios de transporte a atajar no solo la enfermedad con los imprescindibles suministros de material sanitario, sino también las necesidades alimentarias de una población confinada y con miedo e incertidumbre.
No quiero soslayar, por otra parte, el comportamiento de nuestros clientes, los cargadores que, en muchos casos me atrevería a calificar de vil y falto de toda responsabilidad. A pesar de los continuos llamamientos de nuestra Confederación y de las recomendaciones de las autoridades europeas, han presionado a nuestros chóferes conminándoles a realizar una labor que jamás le ha correspondido, y mucho menos en estos momentos. El manejo de paletas y carretillas elevadoras y el contacto con el personal de las plataformas, eleva hasta extremos desconocidos el riesgo de contagio.
La CETM elevó, además, esta vieja reivindicación histórica al Ministerio de Transporte, de quien por el momento no hemos obtenido respuesta; por su parte, los cargadores implicados se han obstinado en el más abyecto de los silencios, lo que dice mucho de su falta de responsabilidad y solidaridad.
La otra cara de esta moneda de cobre es la pandemia económica que ya está mostrando sus dientes. Miles de empresas verán cerrados sus negocios y esto afectará también al transporte de mercancías por carretera, pues algunos de los sectores e industrias a las que presta sus servicios no se consideran esenciales.
Las opiniones vertidas en las decenas de entrevistas que hemos realizado en este “Especial” indican la poca confianza en que las ayudas prometidas por el Gobierno resuelvan, al menos en parte, la viabilidad de nuestras empresas. Y tampoco es el momento de verter críticas, justificadas a buen seguro, sobre la gestión de esta crisis.
Quiero reseñar, por último, el comportamiento también ejemplar de nuestra confederación española de transporte de mercancías, la asociación empresarial de transportistas CETM, tanto de sus dirigentes como de sus empleados y de las asociaciones que la componen. Todos han echado el resto para solucionar lo mejor posible las decenas de problemas que se han presentado, ante la Administración y otros organismos.
A todos ellos, gracias desde esta publicación que ha intentado informar minuto a minuto de cuanto acontecía en estas horas tan difíciles para todos.
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Sr. Baranda, soy un transportista por vocación ya que me viene desde la cuna. Amo esta profesión casi en la misma medida que me atormenta. Siempre he defendido al igual que lo hacía mi padre la dignidad de este sacrificado trabajo, a veces incluso por encima de los intereses económicos, pero lo que estoy viviendo estos últimos días es ya insoportable. Desde todos los medios y asociaciones se pone el foco en la necesidad de proporcionar al transportista los servicios esenciales (algo que por supuesto apoyo), pero nadie, sobretodo por parte de las asociaciones de transportistas, ha propuesto y defendido la necesidad de organizar unos servicios mínimos y esenciales. Me explico, no es normal que en esta situación se obligue a un camión hacer un transporte de una mercancía imprescindible y que luego tenga que hacer un viaje de “retorno” de mercancías no esenciales para tener una rentabilidad mínima multiplicando la exposición al virus. Es que nadie ha pensado en que se puede hacer un porte “imprescindible” y si no se puede enlazar con otro porte de la misma condición ese transportista vuelva directo a su base?. Está claro que ese sistema llevaría unos sobrecostes, pero si hay dinero para financiar televisiones privadas; no lo puede haber para asegurar la salud de los que son necesarios para todos?. La respuesta es no, no se puede pedir dignidad para un sector puesto durante muchos años en manos de las grandes empresas y flotistas, denigrando y humillando al auténtico profesional del transporte que es el transportista autónomo y por vocación (como yo). No puede ser que se esté promoviendo y defendiendo que “el transporte no para” (como dice Fenadismer). Con la única intención que defender los intereses de las grandes empresas, flotistas y cargadores, sin pensar en la persona que va subida en el camión. Lo realmente decepcionante y humillante es ver como están entre ellas entrando en una guerra de precios a la baja para mantener los camiones en marcha aún a beneficio 0. Resumiendo, como amante y orgulloso heredero de esta profesión, es cada día más difícil subirse al camión viendo la soledad en la que nos movemos. Espero que estas palabras le den una visión más de este gran sector. Un saludo, gracias.