Este convencimiento en el fabricante sueco es más firme que nunca, como lo prueba el hecho de que en su gama esté disponible este tipo de tecnología tanto para los servicios municipales y la distribución urbana como para el transporte de larga distancia.
La solución al transporte de gal natural conlleva, además, una reducción en la huella de carbono (cantidad de CO2), cifrada en hasta un 20% en comparación con los motores diésel.
Por lo que respecta a los servicios municipales y de distribución, Scania cuenta con configuraciones de gas natural comprimido (GNC) que, dependiendo del número de bombonas que monte, alcanzan entre los 200 y los 300 kilómetros de autonomía.
En cuanto a las aplicaciones para la larga distancia, la marca escandinava se decide por el gas natural licuado (GNL), que, gracias a la posibilidad de ubicar dos depósitos en el camión, garantiza una autonomía de hasta 1.000 kilómetros.
Con todo, a día de hoy los motores alternativos de Scania, que se basan en un ciclo Otto, alcanzan potencias de 280 y 340 CV (lógicamente los dos son Euro 6), si bien no se descarta que, en un futuro próximo, tal y como ha señalado Javier López, responsable de la gama de vehículos de gas de Scania Hispania, se produzca un incremento de la potencia de los mismos, siempre de acuerdo a las necesidades del mercado.
En cuanto a la configuración de los vehículos, los GNL de la compañía sueca están disponible con las series P y G en arquitectura de cabina Corta, Día o Dormitorio, con cambio manual (sólo para las G) o Allison (P y G) de 12 relaciones.
Y si bien el coste de adquisición es mayor que en un camión convencional con mecánica diésel (alrededor de un 20%), el hecho de que le plan MOVEA dé ayudas a la adquisición de hasta 20.000 euros y que el ahorro en el precio de este combustible respecto al gasóleo sea importante, hace que, por ejemplo, en una unidad de transporte de larga distancia el sobrecoste se amortice en poco más de dos años.