
“El problema de fondo –apunta- es que todos los estamentos afectados, pero principalmente y en primer lugar, los empresarios de transporte, sean capaces de afrontar esta realidad y actúen en consecuencia, con coraje, con verdadero espíritu y vocación de lo que en realidad son o deben ser: empresarios en el sentido más puro de la palabra, del concepto”.
En su opinión, y de acuerdo con lo que el citado estudio concluye, se debería en primer lugar adecuar los recursos a la bajada de actividad, para posteriormente abrir procesos de colaboración y/o convergencia empresarial entre los afiliados a la asociación y, finalmente, dignificar la figura tan necesaria del fletado como si fuera una parte propia de la estructura empresarial.
Sierra se refiere, sobre esto último, a la perentoria necesidad de trasladar los costes de explotación a los clientes, rechazar los precios abusivos, de miseria que se están pagando por sus servicios; huir del interés particular en beneficio del general que, como él mismo señala:
“no es otra cosa que mirar por nuestro futuro, el de todos, sin excepciones, porque no queda otro remedio, otra solución, que la colaboración o la convergencia empresarial, como señala acertadamente el estudio”.
“Si no se toma verdadera conciencia de esta situación -añade-, si no trabajamos en igualdad de condiciones, si no desterramos de una vez por todas nuestros miedos, estamos condenados a la desaparición, más pronto o más tarde. Aquellos que piensen que bajando precios o haciendo prácticas desleales se van a quedar con el pastel, y que ya vendrán las vacas gordas con subida de precios, son unos ilusos, pues el mercado no funciona así. Prueba de ello es que los fabricantes pueden estar en beneficio gracias a la fuerte presión que ejercen sobre sus proveedores, los transportistas de vehículos en este caso”.
REDUCIR LA SUBCONTRATACIÓN
Y es que el cambio de estrategia, de mentalidad, pasa también por un cambio en las modalidades que actualmente se utilizan en la subcontratación.
“Es cierto –apostilla Juan Manuel Sierra- que siempre hemos contado con colaboradores, con empresas a las que subcontratamos una parte de nuestro trabajo, ya que de alguna manera precisamos atender correctamente las puntas de actividad que demandan nuestros clientes y el mercado”. “Sin embargo –continúa- una empresa seria debe actuar siempre con sus propios medios de transporte y logística, pagando precios dignos a sus colaboradores, pues al fin y al cabo todos vivimos –o pretendemos vivir- de nuestro trabajo”.
Pero con la crisis han cambiado las tornas, los métodos, las forma de actuar.
“Es mucho más cómodo –explica Sierra- utilizar los servicios de los subcontratados sin discriminación alguna; de hecho y de acuerdo con los datos del estudio, los subcontratados han generado más del 61% de la facturación, de media, de nuestras empresas asociadas en el año 2009, cuando este porcentaje sólo alcanzaba el 42% cinco años antes”.
“Con la crisis –incide el secretario general- se ha apretado a nuestros colaboradores de tal modo que algunas compañías (que siempre han actuado de forma correcta) han entrado en el “juego” y están haciendo malas prácticas que, a la postre, no nos benefician. Por su parte, muchos de nuestros colaboradores (se refiere a los subcontratados) actúan ahora realizando ofertas a la baja a las compañías de transporte y a los operadores logísticos con quienes trabajan, sin darse cuenta de que están cavando su propia fosa, de que están contribuyendo –ellos también- a hundir el sector”.
“Los subcontratados –finaliza Sierra- deben elegir y seleccionar únicamente a empresas serias, que no especulen con su trabajo, que no les trasladen sus problemas, sus precios de miseria, que tengan, por el contrario, un comportamiento justo, honesto y honrado. Ha llegado el momento en que todos –empresas, operadores y subcontratados- debemos actuar con seriedad y espíritu empresarial; de lo contrario, estamos abocados a la extinción”.