En el marco del Salón Internacional de la Logística, SIL 2012, los Comités de Expertos de la Asociación ABEL y de la Fundación ICIL, encabezados por sus máximos responsables: Juan Ramón Rodríguez, presidente de ABEL, y Pere Roca, presidente del Comité Ejecutivo del ICIL, mantuvieron una mesa redonda para poner en común distintos valores y aspectos relacionados con la actividad logística y su papel fundamental como motor de la economía.
De las primeras intervenciones de los profesionales que integran ABEL e ICIL se desprendió que la actividad logística influye directamente en el consumo y en la industria, en el sentido de que hace posible que los consumidores, tanto domésticos como industriales, puedan llevar a cabo sus operaciones de aprovisionamiento. Por tanto, una cadena de suministro no será realmente eficaz y eficiente si al final no es capaz de ubicar en el mercado aquellos productos o bienes que demanda el consumidor, sin olvidar la posterior logística inversa para el reciclado o devolución de los mismos.
Los expertos de la Asociación ABEL y de la Fundación ICIL definieron cuatro factores clave para que la logística sea realmente motor de la economía y de activación del consumo: accesibilidad, disponibilidad, precio y riesgo. Una cadena de suministro apoyada en estos cuatro factores hace posible que el consumo, tanto doméstico como industrial, se active.
En el caso de España, país en el que en un horizonte corto no parece que vaya a crecer en el ámbito de la producción efectiva, la logística es una de las bases sólidas que tiene para distinguirse de otros países, especialmente en cuanto a la distribución se refiere. Si se consigue dar un nivel de servicio distinguido del que se pueda dar en otros países, podrá ser referente en logística
Para cualquier economía, la logística es la herramienta que permite enlazar el producto con el mercado y, por tanto, forma parte de la gestión del consumo. Y, aunque la situación actual es difícil, el consumo y la actividad industrial siguen y seguirán existiendo, con más dificultades y con menos márgenes, pero continuarán formando parte de la economía del país. Por tanto, es en estos momentos más delicados cuando el compartir proyectos y colaborar en iniciativas toma mayor fuerza y dimensión. Se trata de agrupar intereses para conseguir un mismo objetivo: activar el consumo y contribuir a mejorar parte de los indicadores económicos del país. Pero en España, a diferencia de países como Alemania o Francia, todavía no existe la cultura de la colaboración. Los expertos creen que los grandes distribuidores, cargadores y fabricantes podrían coordinarse en funciones que contribuirían a favorecer la reducción de costes y precios.
Según los integrantes de ABEL e ICIL, otro factor que puede ayudar al crecimiento de la economía es la creación de valor añadido. Y, dado que la actividad industrial y el consumo no crecen, la logística es la función que puede generar valor añadido, siempre y cuando vaya acompañada de procesos que generen ahorros de coste y tiempo.