Además tienen que “lidiar” con varios ministerios, entre los que se encuentra el ministerio de Fomento (propietaria de buena parte de las vías) e Interior, donde se encuentra ubicada la Dirección General de Tráfico.
El presidente de la Asociación de Empresas de Transporte Especial, ASTRAE , Juan Gatnau reclamó más reuniones con la Dirección General de Tráfico y la Guardia Civil, “y que éstas sean productivas”. En su opinión, hay demasiadas normas de carácter interno, que necesitan ser conocidas, “se hagan públicas y que se lleven a la práctica con carácter general”.
El representante de la DGT, Enrique Belda, explicó la remodelación que ha sufrido la dirección, al pasar de seis subdirecciones generales a cuatro. También aseguro que “la inexistencia, en muchos casos, de una reglamentación en trabajos genéricos es un problema, más aún cuando hay trabajos muy especializados”. Y anunció que se está trabajando en el Reglamento General de la Circulación, aunque no pudo adelantar nada.
Según Enrique Belda, “nadie pone normas para fastidiar, pero a veces hay conflictos de intereses en los que algunos usuarios (como los de transporte especial) salen perjudicados. Pero estamos seguros que se podrán discutir las consideraciones de la modificación del Reglamento que puedan plantear las asociaciones profesionales como ésta”.
Esta afirmación viene a colación de las quejas que han planteado los transportistas del especial de que las normas no son suficientemente transparentes, a lo que los funcionarios les han dado la razón.
Según datos proporcionados por Ana Blanco, jefa de área de autorizaciones especiales de la DGT:
“se ha pasado de tramitar 66.000 autorizaciones en 2008 de transporte especial, a 27.800 en 2011”. Aunque reconoció que deberían ser más ágiles en la tramitación de los permisos, también explicó que “hay que ser conscientes de que cuando se ponen límites o se exige más documentación es por garantizar la seguridad vial de los usuarios de las vías”.