El resultado: cerca de 6 millones de litros de nuevos lubricantes retornados al mercado y 23.000 toneladas de CO2 ahorradas.
Esta recogida exige un sistema logístico que llegue a todos los rincones en los que se produce una gota de aceite usado. Y es que la amplísima diversidad de usos del aceite industrial provoca que la generación de su residuo sea extremadamente fragmentada y dispersa en todo el territorio.
Fue necesario recoger aceite usado en 138 municipios madrileños (que abarcan el 99,7% de la población), incluyendo 49 municipios ubicados en el medio rural, en los que el sistema de recogida articulado por SIGAUS contribuye a la protección del entorno en esas zonas de mayor despoblación, prestando un servicio de valor para el tejido económico local.
Una vez recogido, mediante una flota de camiones cisterna de diverso tamaño, el aceite usado se traslada a instalaciones especializadas para su análisis y tratamiento. En concreto, son 12 las instalaciones de recogida, almacenamiento y tratamiento ubicadas en la Comunidad de Madrid que participan contractualmente con SIGAUS. En primer lugar, ha de separarse el aceite neto de agua y sedimentos. Posteriormente, dos tipos de tratamiento diferentes otorgan al residuo una nueva vida, ya sea como base lubricante, o como combustible industrial. En ambos casos, un correcto almacenamiento y entrega por parte de los establecimientos que generan aceites usados hace posible que el residuo sea 100% aprovechado.
Aceites usados
El aceite lubricante, que es imprescindible para hacer funcionar los motores de todo el parque de vehículos (turismos, pesados, especiales, etc.) y todo tipo de maquinaria (desde la industrial, a la agrícola o la de obra) se convierte, al final de su vida útil, en un residuo peligroso y de los más contaminantes que existen. Sin embargo, puede recogerse y reciclarse al 100%, generando con él nuevas materias primas o energía.