
Este informe responde al anuncio realizado por el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, en septiembre de 2024, sobre la intención del Gobierno de reducir la tasa legal de alcohol al volante a 0,1 mg por litro de aire espirado -equivalente al 0,2 g por litro en sangre- como medida clave para reducir la siniestralidad vial. A raíz de esta iniciativa, la DGT encargó un análisis exhaustivo de la situación actual en España, con el fin de proporcionar recomendaciones basadas en datos objetivos, análisis comparado y evidencia científica.
La jornada de presentación del informe ha sido inaugurada por el director general de Tráfico, Pere Navarro, quien ha destacado que la propuesta de reducir la tasa máxima de alcohol al volante responde a una demanda ampliamente compartida.
“Antes incluso de que llegara al Congreso de los Diputados, ya recibíamos numerosas peticiones tanto de Administraciones Públicas como de entidades privadas solicitando una reducción del límite legal. Incluso la propia ciudadanía nos reclamaba avanzar hacia una tasa 0,0 como reflejo de una mayor conciencia social", afirmó.
El director de la DGT ha explicado que la sociedad ha evolucionado y que hoy existe un consenso claro sobre la incompatibilidad total entre alcohol y conducción. “Hemos madurado como sociedad y sabemos que esta combinación no tiene cabida en una movilidad segura. Reducir la tasa de alcohol al volante no es solo una medida legal; es, sobre todo, un compromiso moral con quienes perdieron la vida en la carretera y con las familias que aún sufren las consecuencias de esos siniestros.”
Por ello, concluyó, “ha llegado el momento de dejar atrás los debates, ser coherentes con nuestras campañas de concienciación y fijar un límite de 0,1 mg/l espirado, que en la práctica equivale a cero, cero”.
Alcohol y siniestralidad en cifras
El informe analiza los datos de distintas fuentes oficiales españolas, como la base ARENA de la DGT, el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses y la Fiscalía de Seguridad Vial. Los resultados son claros: el alcohol sigue siendo uno de los factores de riesgo más graves y persistentes en la siniestralidad vial.
Entre 2018 y 2022, se registraron en España 467.117 siniestros con víctimas. De ellos, 18.727 estuvieron directamente relacionados con el consumo de alcohol, lo que supone un aumento del 20,3% en estos años. Además, la presencia de alcohol no solo incrementa el número de víctimas (+16 por ciento) y fallecidos (cinco puntos porcentuales más), sino también la gravedad de los siniestros.
A estos datos se suman evidencias del Instituto Nacional de Toxicología que reflejan una tendencia preocupante: un número creciente de conductores fallecidos presentaban alcohol, drogas o fármacos en su organismo, y lo mismo ocurre con peatones víctimas de siniestros viales.
Según el profesor Luis Montoro “el alcohol, incluso en pequeñas cantidades puede afectar a la visión, a la coordinación, al tiempo de reacción, a la percepción del riesgo, a la toma de decisiones, a las distracciones, a la precisión de las maniobras, a la fatiga, al comportamiento del conductor y un largo etc. Algunos conductores piensan que, aunque beban, no van a tener un siniestro. Los estudios dicen precisamente que esa conducta es un predictor claro de que van a sufrir un siniestro”.