No sé qué opinarán ustedes, pero a mí me da que el cierre de la frontera francesa con el Reino Unido ordenada por Macron con el objetivo de controlar la pandemia de la nueva cepa del COVID-19, originada, al parecer, en el país británico, ha sido la excusa perfecta para hacer que el exótico personaje de primer ministro que dirige los destinos de ese país, se dejase de chulerías y firmase un acuerdo negociado del BREXIT en las condiciones que, al final, ha impuesto la Unión Europea, aunque a los suyos les quiera vender otra cosa. Habrán percibido ustedes que, ningún gobierno de ningún país de los que conforman la Unión Europea, dijo "mu" sobre el cierre de la frontera decidido por Macron que, al fin y al cabo, es la principal frontera de la Unión Europea con el Reino Unido. Esto, sin duda alguna, fue significativo.
Fue una jugada maestra para que el loco del pelo amarillo se dejase de tonterías y demostrar a los británicos que su nación es una isla grande, pero una isla, con un punto esencial de comunicación con el resto de Europa, que es el Canal de la Mancha, ya sea a través del Eurotunnel o de los distintos servicios de ferris y, por donde cruzan diariamente más de 10.000 camiones.
Y ahí fue donde aparecieron los camiones y sus conductores, exigiendo Francia que, para su retorno desde el Reino Unido, se les hiciese una prueba por si eran portadores de la nueva cepa del COVID-19.
Tal decisión extraordinaria no ha sido requerida en ningún momento por ningún país de la Unión Europea durante el transcurso de la pandemia, permitiendo la libre circulación de los conductores, incluso en las zonas donde el virus ha atacado más severamente, como en las comarcas del norte de Italia en su momento.
Además, se ha demostrado que los conductores, por la naturaleza de su trabajo y con las debidas medidas sanitarias adoptadas, no han sido transmisores del virus.
El transporte de mercancías por carretera y sus conductores han sido utilizados políticamente para lograr un fin concreto
Esto debía hacer reflexionar al transporte de mercancías por carretera sobre el enorme poder de presión que, en un momento determinado puede ejercer, sobre todo cuando es ninguneado, maltratado y engañado permanentemente por los responsables políticos, como está ocurriendo.
Al ministro Ábalos, durante estos días en los que se ha estado pasando tan mal por nuestros conductores y por las empresas de transporte, a las que la decisión de Macron ha supuesto enormes pérdidas (que no podrán recuperar) no se le ha visto por ningún lado; no ha dirigido ni un mensaje de apoyo como mínimo. Este tipo va de “sobrao”, nos ignora y se merece que el transporte por carretera le demuestre que no se le puede tratar así. Basta con que decida aplicar la fórmula Macron.
Pero, y los sindicatos ¿Dónde han estado nuevamente? ¿Dónde han estado cuando los conductores a los que tanto dicen defender lo estaban pasando tan mal? Han sido de nuevo las asociaciones de empresas de transporte las que han vuelto a dar la cara para defender, en la medida de sus posibilidades, a sus trabajadores.
Ahí dejo estas reflexiones, por si sirvieran de algo.
Ah, y como dicen los jiennenses, ni reconocimientos como héroes, sector esencial ni pollas. Lo que queremos son soluciones a nuestros problemas ¿Está claro, señor Ábalos? Pues eso.