
Se trata, sin duda, de una gran noticia, sobre todo teniendo en cuenta que el parque de vehículos comerciales y furgonetas creció un 2,2% el año pasado, hasta alcanzar las 34,5 millones de unidades, que es mucho decir.
Lo más indignante es que desde los estamentos que ponen en marcha este tipo de disposiciones no tienen en cuenta para nada a las furgonetas
En el caso de los vehículos comerciales (2,4 millones de unidades circulan por las carreteras españolas), las estadísticas no mienten, en tanto que el 11% de los vehículos involucrados en accidentes de tráfico eran furgonetas.
El hecho de que la edad media de estos vehículos sea de 11,6 años es indicativo, en tanto que en la mayoría de los casos los sistemas de seguridad que incorporan no son, ni mucho menos, de última generación, lo que representa un claro peligro para la seguridad vial, con todo lo que ello implica. Además, también son mucho más contaminantes que una furgoneta actual.
Luego, desde las distintas administraciones insisten en la necesidad de sustituir estos vehículos por otros más acordes a las circunstancias actuales.
Las ordenanzas municipales ‘pasan’ de las furgonetas
Esta ‘recomendación’ se vuelve todavía más acuciante si atendemos a las restricciones que ciudades como Madrid o Barcelona han puesto en marcha para regular el acceso a determinadas zonas centrales de ambas ciudades, en una normativa totalmente farragosa.
Lo más indignante es que desde los estamentos que ponen en marcha este tipo de disposiciones no tienen en cuenta para nada a las furgonetas. ¡Pero si incluso Pere Navarro, director general de Tráfico, ha reconocido que en las ordenanzas municipales poco o nada se habla de ellas!
Y luego pretenden que los profesionales adquieran vehículos nuevos.
Revista Transporte Profesional