Cierto que la velocidad inercial y los precios del dinero y de los combustibles neutraliza a corto las turbulencias políticas concretas de algunos países, entre ellos España, lo que permite tirar sin gobierno, sin descomponernos la figura durante un periodo de tiempo razonable.
Esta estabilidad frente a la desgobernanza en funciones puede apretar pero no ahogar el presente inmediato; no obstante, las consecuencias de un periodo prolongado sí que pueden dejar mella que, vale, no mate pero afee, un futuro inmediato y, en definitiva, un perjuicio de los síntomas de recuperación en que ha entrado nuestra economía.
Todo son especulaciones acerca de los efectos de que gobierne uno u otro o los contrarios, semejantes o divergentes.
En efecto, que si con unos o con los otros la economía irá peor o mejor, que si es o no conveniente que haya o no segunda elección,... pero la derivada sobre el transporte qué, qué será lo menos perjudicial o, tal vez, cabría decir aquello de lo bueno que tiene la cosa es lo mal que se está poniendo.
No sé, resulta difícil distinguir en el análisis lo que se desea de lo que puede derivarse de los hechos, pues el panorama que nos ofrecen los responsables políticos es de opacidad, inquietud e inestabilidad, lo que se debe a que piensan más en sus intereses particulares que en los comunes de España, salvo honrosas y escasísimas excepciones por aquello del margen al beneficio de la duda.
Una cosa sí parece clara, que como pinte en "Podemos", el transporte desandará lo andado, es decir, volveremos al puro intervencionismo, al privilegio disfrazado de proteccionismo y armonía, a que el poder te diga cómo tienes que trabajar, cuándo, por cuánto y con quién, a cambio, dice, te dará seguridad, sin adjetivo, simplemente seguridad, bajo su criterio, claro, no por el tuyo.
Si la cosa resulta de "Sánchez" más menos algo, dependerá del algo, desgraciadamente, pues el transporte es lo que menos valoran nuestros gobernantes a efectos de poder, los hechos lo atestiguan, si no, de qué tendría que ser el sector el que reclame un Ministerio de transporte. Y con el PP de "Rajoy" podría decirse más de lo mismo, que en realidad ha sido mucha declaración de principios, mucho ponerse a trabajar duramente, mucho esforzarse en prever dotaciones presupuestarias en fase de estudios preliminares, y bla, bla, bla, y al final fuese y no hubo nada.
Algunos pensarán que mejor nada antes que sufrir. Y en esas estamos. Y en la próxima ocasión, hablaremos del gobierno.
Revista Transporte Profesional