Cataluña hace ya tiempo que implantó las 44 toneladas, para ser retirada recientemente. ¿Qué opinión tiene al respecto?
Las 44 toneladas es una medida a la que nos hemos opuesto como consecuencia del propio miedo que tiene el sector a añadir mas coste sin poder repercutirlo.
Parece ser que incluso se quiere ir más allá con las 60 toneladas y los 25,25 metros. ¿Cree que la presión de los cargadores en este sentido está provocando este debate o que es el propio mercado quien lo demandará?
Podría ser una medida que vean bien los cargadores para rentabilizar sus envíos, pero también deben ser conscientes de la debilidad del sector para poder realizar inversiones y, sobre todo, para repercutir el coste que representa la medida y rentabilizar la inversión en maquinaria, formación y preparación del personal, desarrollo de infraestructuras propias, etc. Para poderla aplicarla, deberíamos implicarnos las propias asociaciones de transportes, administraciones y los cargadores, y así poder aplicar incentivos y dar forma al proyecto, valorando cómo se materializa para que sea garantía de éxito para todas las partes. Un cambio de normativa en pesos y dimensiones no se puede realizar sin el pleno convencimiento de todas las partes, ya que si el Gobierno lo pone en marcha sin valorar todos los pros y contras va a ocurrir, como tantas veces, que la legislación pone en marcha modelos que no pueden funcionar, perdiendo oportunidades en gastos y esfuerzos innecesarios.
Cataluña ha aparcado por el momento la "Euroviñeta" de la C-25. Sin embargo la implantación de esta tasa no ha sido derogada. ¿Piensa que será algo definitivo o que finalmente se pondrá en marcha?
Debemos poder participar en la forma de financiar las infraestructuras, pero sin olvidar que los transportistas ya contribuimos con una alta carga tributaria, por lo que esta aportación debe trasladarse directamente a dichas infraestructuras que hoy son insuficientes. Por otro lado, tenemos que buscar la forma de que el coste de todas las tasas o peajes lo podamos repercutir en transporte realizado. Está claro en cualquier caso que debe ser un tema tratado ampliamente entre Administración, sector del transporte y cargadores; si queremos ser más competitivos, debemos tener claro cuánto nos cuesta toda la cadena. Hemos trabajado mucho para que la Administración entienda que no puede adoptar medidas como la Euroviñeta sin valorar su repercusión en la economía. Ahora bien, tenemos el compromiso de la Generalitat de que en la próxima Ley de acompañamiento a los presupuestos va a derogarse y confiamos que ello va a ser así.
¿Qué otros problemas tiene ustedes en su región en la actualidad?
En Girona tenemos el problema del Convenio colectivo, que venció el 8 de julio de 2013, y que fue declarado en ultracatividad por los Tribunales hasta que finalizaran los trabajose de una comisión. Esos trabajos han finalizado y consideramos que el 'Conveni' ha vuelto a perder vigencia. Estamos en disposición de negociar un nuevo convenio sobre bases distintas y adaptadas a la situación del sector, pero estamos bloqueados por la actitud sindical de denunciar a las empresas que forman parte de la mesa negociadora ante la inspección de trabajo; mientras dure esta situación, es imposible llegar a ninguna clase de acuerdos.
Por otro lado, siendo Girona el punto de paso de la mayor parte de mercancías que entran y salen por carretera de la Península, consideramos vergonzoso que las infraestruturas viarias básicas como la N-II estén en una situación tan lamentable. El abandono del Ministerio de Fomento de sus obligaciones en este punto es deplorable, tanto que al final nos prohíben circular y nos obligan a pasar por la autopista pagando un peaje injusto. Cualquier transportista de España conoce la situación y nos dará la razón en este tema; y es aún más sangrante para el transportista local.
¿Cómo se está comportado el mercado durante el año 2014?
El transporte siempre se ha regido por la oferta y la demanda y, en lo que llevamos de año, hemos comprobado cómo las exportaciones a finales del tercer trimestre están cayendo, mientras que en lo que respecta al tráfico interno nos encontramos con que hay zonas en las que no hay retornos.
Esta situación nos lleva a pensar que la recuperación no va ser estable en el futuro y va a haber altibajos, con la consecuencia de que si sobran camiones y faltan cargas el precio se cae, y al contrario, cuando hay zonas en las que sobran cargas se llega a poder cobrar más, pero nunca se compensará el global, porque el viaje de ida estará mal pagado.
¿Qué se está haciendo desde ASETRANS para defender los intereses del sector?
Desde la Asociación de Girona estamos impulsando actuaciones que promueven la unidad del sector ante las actuaciones de la Administración, como son la Euroviñeta o las restricciones a la circulación. Las organizaciones territoriales somos las que estamos en contacto directo con el transportista, si bien tenemos un conocimiento, una experiencia y unas estructuras que no están suficientemente organizadas a nivel nacional, y que si se canalizaran unitariamente permitirían hacer mucha presión en cuestiones concretas que llevarían a resultados tangibles para el sector. En nuestro ámbito, somo y debemos seguir siendo la referencia y el interlocutor en transporte de mercancías, pero es preciso potenciar estas capacidades.
¿Qué medidas cree que se deberían articular para que el sector se recuperase de estos tiempos tan convulsos que parecen no tener fin?
En mi opinión hay que convertir al sector del transporte en un sector estratégico para la Logística global, con incentivos a las empresas con capacidad de transporte propia, de manera que puedan ser rentables por los servicios que se presten, valorando la calidad del mismo y apostando por la especialización. Todo ello son claves para el futuro del sector y deben ser asumidas por todas las partes, implicándose las própias asociaciones de transportes, administraciones y los cargadores, haciendo del sector un activo para poder competir como país y que sea un negocio que tenga un futuro tanto para el empresario como para el trabajador.
¿Cómo ve el futuro del sector a corto y medio plazo?
Durante las dos últimas décadas hemos ido perdiendo potencialidad estructural e importancia estratégica y esto nos ha llevado a ser un sector atomizado y desunido del que, paradójicamente, depende la movilidad de los productos y el consumo. Hemos pasado de ser un sector pionero y atrevido a ser un sector pobre y desconfiado.
Los transportistas no se ganan la vida con este sector, y con los costes que tenemos no podemos ser optimistas en este sentido; la crisis actual y la falta de estructura de las empresas nos ha hecho muy débiles, hasta el punto de que para no cerrar se siguen buscando soluciones a mi entender provisionales y que no resuelven el problema real. Las empresas se deslocalizan para poder competir en precio, se alargan los plazos de pagos, se buscan fórmulas fiscales en fraude de ley, se contrata personal de países con menor coste salarial, etc.
Esto todavía sigue así y es una forma de funcionar que, tristemente, no está adaptada a la realidad; parece que no interesa solucionarlo y, de momento, creo que se van a seguir produciendo deslocalizaciones de empresas con pérdidas de empleos, además de que seguiremos trabajando mucho para no ganar nada.
La situación política actual, ¿está afectando al sector o todavía es pronto para hacer una valoración al respecto?
Las empresas tenemos claro que debemos ser capaces de ofrecer servicios que sean interesantes para nuestros clientes y poder competir para seguir en el mercado. Pese a ello, muchas veces nos vemos afectados por decisiones politicas, tanto a nivel municipal (cargas y descargas, prohibiciones de entradas a los municipios, etc.) como de Comunidades Autonomas (restricciones, peajes...) y de Gobierno central (con prioridades en las infraestructuras que son populistas y desajustadas a la realidad económica), que comportan pérdidas de tiempo y dinero y, en consecuencia, nos hacen ser menos competitivos. La mayoría de las decisiones tomadas que nos afectan y nos perjudican son por problemas politicos entre administraciones que deberían estar preocupadas en ayudarnos a trabajar y no en complicarnos la vida. Por ejemplo, y vuelvo a insistir, es ridícula la problemática que tenemos en Girona respeto a la N-II, la carretera nacional que tenía más trafico de camiones en España y que ha habido que cerrala por considerarla el Ministerio de Fomento peligrosa y desfasada; a cambio, nos obsequian con un mini descuento en la Autopista de peaje paralela, cuando debería ser gratuito. Muy triste.
Revista Transporte Profesional