Roberto Megía ha llegado a la presidencia de OCEM tras la dimisión por motivos personales del anterior presidente, Pablo M. Gutiérrez. Este ‘veterano del sector’ lleva muchos años en el asociacionismo, del que destaca la necesidad de estar unidos para obtener logros comunes.
Sin embargo, ahora tiene que encabezar la patronal de las mudanzas en la Comunidad de Madrid. Y accede a su presidencia “después de 20 años en el sector, más de 15 años en la junta directiva de OCEM y nueve años representando a España en Europa como miembro del comité de FEDEMAC”. Además, “como sucesor natural de Pablo M. Gutiérrez era la opción lógica después de todos estos años; creo que a nadie le ha extrañado mi nombramiento”.
Ante su llegada, Roberto Megía tiene claros los planteamientos de futuro en el mandato que le espera. Así, su plan constará de dos fases. “De entrada, será continuista hasta tomar control de todos los temas de actualidad”, además del “máximo respeto por la labor de anteriores presidentes, y mano izquierda con las fuerzas políticas y los representantes de instituciones públicas”.
Hay que hacer que las mudanzas sean vistas como un sector profesional, serio, de calidad y que desarrolla servicios esenciales
Fuera quien no cumpla
Pero una vez que pase el periodo de continuismo, Megía se plantea una segunda fase, en la que tratará “de dar un enfoque diferenciador a los temas más candentes, además de dotar a la asociación de un mayor protagonismo en prensa, redes sociales, web, garantizando una comunicación fluida con los asociados”.
En esta línea, explica que OCEM debe “trabajar su imagen y orientarla hacia la calidad, el buen servicio y la garantía de que los miembros de la asociación van a cumplir con creces las expectativas de los clientes que contraten un servicio”.
Por ello, se marca como exigencia velar porque “los asociados cumplan con lo que la asociación promete y dejar fuera a aquellas empresas que no se adhieran a los principios básicos de la asociación”, además de que “los no asociados que trabajen de forma irregular sean sancionados ante las autoridades y que los que cumplan con la legalidad pasen a ser nuevos miembros de la asociación”.
También pide que “las mudanzas sean vistas como un sector profesional, serio, de calidad y que desarrolla servicios esenciales”
El nuevo presidente de OCEM considera que se abre, ahora, un tiempo en el que debe profundizar en la “denuncia frente a las empresas que rayan la ilegalidad aprovechando huecos legales o sacando provecho de la buena fe de las administraciones”.
Por ello, en su opinión, se necesita definir “claramente quién puede presentarse a los concursos, las condiciones de los mismos, que se respeten los sectores, que se respeten los convenios, que no se hagan licitaciones a medida para que los concursos los ganen siempre los mismos y que sean críticos con las bajadas temerarias de algunas empresas licitadoras, que están a todas luces fuera de mercado, aunque, al final de la historia, económicamente le salgan a cuenta”.
Aun así, cree que “las administraciones tienen mucho que hacer por las mudanzas si realmente quieren un servicio profesional, de calidad y con garantías”, porque en su opinión “todo eso cuesta dinero y deben estar dispuestas a pagarlo”.
“Nadie regala ‘duros a pesetas’ y las empresas de mudanzas no somos la excepción, máxime cuando todas nuestras materias primas están subiendo de media un 15% (gasoil, cartón, plástico, luz, convenio, etc.). No puede ser que salgamos a la calle y las mudanzas están más baratas que nunca. Las autoridades conocen estos datos y sin embargo no hacen demasiado porque esto acabe, salvo la labor de la inspección, que nos parece insuficiente ante el creciente número de nuevas empresas de mudanzas que podemos ver cada día en nuestras calles”, agrega.
Futuro con incógnitas
Respecto al futuro de las mudanzas en Madrid, con las restricciones que se pondrán en marcha ante el argumento del medioambiente, Megía afirma que “en el aire solo hay incógnitas”, pues por el momento se desconocen “qué vehículos serán los adecuados en un entorno tan variable”, ya que en estos momentos “los vehículos existentes no se ajustan a las necesidades del sector y están fuera de precio”. Tampoco se sabe si “habrá ayudas suficientes en cantidad y calidad para que el sector pueda tener una transición sin sobresaltos”.
A la pregunta de si las administraciones madrileñas, como el Ayuntamiento o la Comunidad de Madrid, entiendan la situación del sector, Roberto Megía responde con otra pregunta: “¿Es posible que un padre entienda a un hijo o viceversa?”. Y él mismo responde: “todo dependerá del nivel de diálogo, de entendimiento, de medios en la negociación, de la afinidad de las personas interlocutoras al cargo, de las ganas que se pongan y los márgenes de maniobra que tengan las partes para solucionar un problema concreto”.
Ante la situación de intrusismo en el sector, el nuevo presidente de OCEM entiende que “necesitan trabajar para vivir”, aunque les advierte de que “están hundiendo el sector y al final, de dar de comer a miles de familias no van a dar de comer a nadie; lo que hacen es pan para hoy y hambre para mañana”.
“Deben darse cuenta de que su situación es maravillosa para ganar dinero, pero que no cumplen con la ley, los camiones no tienen los permisos pertinentes, los trabajadores no están dados de alta, no cobran IVA, no cotizan a Hacienda, no aseguran sus trabajos y que, salvando las distancias, aunque socialmente está mejor visto, lo que hacen es tan ilegal como traficar con droga”, añade.
Y también tiene un mensaje para los clientes que deciden ‘contratar con intrusos’ para rebajar el precio de la mudanza: “les preguntaría si quieren abandonar su cómoda situación laboral actual y pasar a tener un contrato por obra, trabajar 24 horas al día y no tener certeza de lo que pasará mañana, que sería el equivalente a contratar con empresas fraudulentas por ahorrarse unos euros. O si realmente quieren disfrutar de todas las garantías que contratar un servicio bien hecho que responda en todas las situaciones, aquí estaría la asociación. Ambas cosas no se pueden tener y deben elegir”.
A diario, la vida de Roberto Megía discurre entre los vinos, de los que habla con auténtica emoción, y las mudanzas. Y el resto del tiempo lo pasa con la familia. Su pasión es el deporte, pero el trabajo le impide realizarlo tanto como desearía
Revista Transporte Profesional