¿Qué es un neumático conectado?
“La telemática empezó centrándose en el vehículo (con la localización), luego tomó datos del motor, luego se pasó al tacógrafo, posteriormente a la cadena de frío, y ahora le toca el turno al neumático, que ha pasado a ser “tonto y desconectado” a “inteligente y conectado”. Para ello incorporamos unos sensores que miden la presión y temperatura en tiempo real, y estos datos se integran con el sistema de gestión de flotas. Esto permite a cada vehículo, en función de las rutas y los kilómetros que hace, tener el neumático óptimo en cada momento, y permite también conocer el estado de los neumáticos. Por ejemplo, un descenso de presión del 20% implica un consumo extra de combustible de un 2,5%. Cuando se mide la presión del neumático, permite detectar las fugas lentas, que suponen el 90% de los incidentes que llevan a reventones y accidentes. Esto es un sistema que, en tiempo real, avisa de cualquier incidencia con el neumático. Y no sólo avisa al conductor: también lo notifica a la oficina, que es donde toman las decisiones necesarias. Otra opción es que ayuda a identificar comportamientos que dañan los neumáticos (mayores desgastes). Al final, lo que trata de hacer el neumático conectado es que los datos que ya estaba dando pero que éramos incapaces de traerlos a la oficina para tomar otro tipo de decisiones, desde el momento que están conectados los podemos llevar a la oficina, tomar decisiones e informar al conductor sobre posibles incidencias”.
¿Esto tiene que ver con el sistema de monitorización de los neumáticos?
“Sí, básicamente el neumático conectado es sinónimo del TPMS (tire pressure monitoring system). Ya existían sistemas con las mismas siglas (medían la presión y temperatura de los neumáticos) pero no lo hacían en tiempo real. Ahora, el neumático conectado permite ser proactivo: anticipar los problemas y tomar las decisiones antes de que se produzcan”.
¿Cualquier operador de transporte puede optar a la digitalización?
“Sí. De hecho, hay autónomos que tienen una mayor concienciación de esa necesidad de digitalizar su empresa, su vehículo y a sí mismo incluso que otras empresas de tamaño medio. A veces, cuando una empresa con flota contrata transportistas autónomos, ya les piden una dotación tecnológica sencilla para poder conectarlos a sus sistemas y que toda la información que esté generando ese vehículo cuando está trabajando para una empresa, de forma automática, se incorpora al sistema de gestión de flota o al ERP (sistema de gestión de la empresa)”.
¿Cuáles son los retos que tienen los operadores de transporte en este momento?
“Uno de los principales puede ser el encarecimiento del combustible (además, la coyuntura actual hace pensar que no va a ser esporádico, sino que va a durar un tiempo), otro es la presión cada vez mayor que tiene el transporte de reducir emisiones (cada vez está más penalizado desde el punto de vista social que se esté consumiendo gran cantidad de combustibles fósiles), cumplimiento de normativas cada vez más estrictas (productos de primera necesidad, como alimentos o medicamentos, que cada vez es más complejo). Otro problema, que está empezando a ser grave, es la escasez de conductores cualificados; el Brexit también está complicando mucho las cosas en este sector, para moverse por Europa como se hacía hasta hace poco: conductores que van su camión, llevan la carga a Inglaterra y cuando llegan, en lugar de descargar la mercancía, lo que tienen que hacer es coger un camión más pequeño y hacer entregas locales, porque no hay nadie para hacerlo (algo que parece absolutamente kafkiano)”.
¿Y cómo puede la tecnología ayudar a superar estos retos?
“Nosotros podemos ayudar en algunas cosas: en el caso del Brexit, es el que es, pero tratamos de hacer una conducción más eficiente y así ahorrar combustible. Pero también garantizamos que se utilizan las rutas óptimas. En cuanto a la escasez de conductores, una de las causas es que no es una profesión atractiva: soluciones como la nuestra permiten hacer un contexto más atractivo de este trabajo, bien de forma sencilla, como dotar de mayor seguridad al trabajador, reducir el estrés a través de la automatización de tareas o incluso utilizar los datos que aporta la telemática a otro tipo de soluciones, como las que estamos empezando a ver donde un trabajador, en lugar de hacer una ruta de Madrid a La Coruña, por ejemplo, opta por hacer Madrid-Valladolid, allí se cambia de vehículo, vuelve a Madrid, y el que bajaba de La Coruña hace la ruta a la inversa. Así, ambos duermen en sus domicilios. Creo que este tipo de iniciativas cada vez se van a potenciar más si queremos asegurar que seguimos teniendo conductores, para una industria que es clave para la economía de un país”.
¿Qué va a suponer el vehículo conectado en el transporte a corto plazo?
“Lo es absolutamente todo, no existirá un vehículo que no esté conectado. Si vamos al ejemplo que estamos viendo en los turismos, nos estamos encontrando que ya salen de fábrica con esa conectividad de serie. Por tanto, el hecho de conectarlos a plataformas tipo gestión de flotas es mucho más sencillo. La conectividad es el siguiente paso que vamos a ver que será la conducción autónoma y servicios digitales de valor. Al fin y al cabo se trata de abrir un canal de comunicación bidireccional (es lo que es la telemática) entre el vehículo y la oficina porque, hasta la fecha circulaba un número limitado de datos, y lo que el vehículo conectado permite es que, donde antes circulaban datos limitados, cada vez entren más sensores (como el TPMS). Esa comunicación va a ser no sólo del vehículo con la oficina sino del vehículo con la infraestructura, y eso ya nos lleva a otro nivel, que es totalmente necesario en la conducción autónoma. Como yo lo veo, el siguiente paso del vehículo conectado es absolutamente indispensable para cualquier fabricante de automoción y cualquier empresa que quiera mantenerse competitivo. Todo se puede resumir en que el vehículo conectado permite el acceso a muchísimos más datos y que tienen que existir empresas con la capacidad para interpretar esos datos y convertirlos en información coherente que permita actuar y hacer cosas. Otra de las cosas que ya nos encontramos son empresas que se están ahogando en los datos, que son incapaces de sacar conclusiones del volumen ingente de datos que llegan de sus vehículos, y que con el vehículo conectado será mayor”.
¿Crees que se van a ver antes camiones conectados que coches conectados?
“El tema del vehículo conectado depende del entorno donde se maneje (en segmentos de autopista es mucho más fácil). En conducción autónoma en ciudades, cuanto más compleja sea la ciudad, más complejo será tener vehículos autónomos. Yo creo que será antes en camiones que en vehículo ligero (turismo) aunque las grandes empresas de tecnología (Google, Uber, Lyft), su principal esfuerzo está enfocado al vehículo particular”.
¿Qué planes tiene Webfleet para los próximos años?
“Hemos estado colaborando y compartiendo conocimientos y experiencia con Bridgestone, lo que nos ha permitido sacar un producto como el TPMS (que ya existía, pero sin su versión conectada), y vamos a seguir en esta línea de colaboración. Desde hace dos años, nuestra empresa tienen dos divisiones separadas: una se centra en Europa y otra sobre el resto del mundo. La primera trabaja en un contexto muy conocido por nosotros, que está muy regulado, y donde tenemos una presencia muy dominante. Sin embargo, en la segunda aún tenemos mucho desarrollo por hacer. Por eso se ha segmentado el mercado en dos divisiones, y esta se dedica a buscar entradas a distintos países donde consideramos que podemos tener éxito a corto plazo. Nuestro foco sigue siendo la innovación, nuevos productos, nuevas tecnologías para incorporar nuestros productos y escuchar a nuestros clientes y tener una comunicación proactiva con ellos para comprobar que los productos que lanzamos coinciden con sus necesidades”.