Alguien podría pensar que esta “poda” habría contribuido a aliviar el excesivo desajuste existente entre la oferta y la demanda, pero los hechos vienen a demostrar que yerra. Porque aún estamos lejos del equilibrio. La prueba más palpable es que la criba continúa, dándose la paradoja de que en el único sector donde se ha incrementado el trabajo, como es el frigorífico, no se compran más vehículos por falta de financiación; sólo está creciendo el internacional (un 2%), debido al aumento de las exportaciones y, además, la feroz competencia entre colegas está más viva que nunca, lo que provoca que la sangría de precios a la baja siga mermando la competitividad y las depauperadas arcas de los “resistentes”.
Mientras tanto, los cargadores (entre los que se encuentra un variado abanico de morosos), conscientes de esta situación de dominio y privilegio, se muestran harto renuentes a firmar un pacto serio que suponga la adopción de sanciones en casos flagrantes de incumplimiento de las condiciones contractuales, pretendiendo, además, que se aplique la fórmula de “salvo pacto en contrario”, para eximirse de acuerdos como la cláusula de actualización de precios en función del coste del combustible.
En esta tesitura de “agotamiento extremo”, como ha calificado el presidente de la CETM, Marcos Montero, la situación de nuestras empresas, nos encontramos con imponderables que están contribuyendo a complicar aún más si cabe, una negociación prácticamente pactada y que podría haber dado un respiro al sector.
Me refiero a la reforma de la LOTT y su régimen sancionador (pues ya se había consensuado una rebaja en las sanciones superior al 30%). No cabe duda de que el adelanto de las elecciones generales dio al traste con las esperanzas de nuestros negociadores, al acotarse al mínimo los plazos para sacar adelante la modificación de esta norma, en el Congreso y en el Senado.
Claro que esta circunstancia sólo es la culminación de una serie de despropósitos, en este caso perpetrados por el ministerio de Fomento y su titular José Blanco, que han hecho perder un año de trabajo a las organizaciones del CNTC. Me refiero a los cambios “políticos” realizados desde la defenestración –allá por el mes de febrero de 2010- del ex director general de Transportes Juan Miguel Sánchez, buen conocedor de la problemática del sector y con quien siempre hubo entendimiento.
No seré yo quien diga que ha faltado voluntad política para resolver los problemas, pero si tampoco se ha tratado de incompetencia, ¿a qué estábamos jugando? ¿Sólo a apostar por el ferrocarril y a olvidarse de la carretera? Todo indica que los hechos nos dan, desgraciadamente, la razón. El agravante de la cuestión es que probablemente hasta primavera no tengamos ocasión de sentarnos con el nuevo gobierno y con los nuevos responsables de Fomento o como quiera que den en llamar a este ministerio. Entonces veremos también cuáles son las verdaderas intenciones del PP acerca de la implantación o no de la Euroviñeta, aunque en principio no estén por la labor. Pero a nadie se le oculta que éste es un impuesto excesivamente “goloso” como para no hincarle el diente.
XXV ANIVERSARIO DE FEDAT
Ya en su nacimiento, en febrero de 1986, FEDAT era una de las asociaciones más grandes y representativas del país. Hoy, cuando se celebra su XXV Aniversario (del que damos cuenta en este número), ha decidido cambiar su nombre, pasando a llamarse CETM-Operadores de Transporte, más acorde con el trabajo que realiza y los cambios habidos en el sector, puesto que la concepción de mera “agencia” o, mejor dicho, de “actividades auxiliares”, ha sido ampliamente superada, dado que estas compañías ya no son simples intermediarios, aportando otros medios para servir con eficacia a sus clientes, incluida la intermodalidad, y nuevos servicios. Felicitamos, desde estas páginas, a la Federación por su intensa y continuada labor en estos 25 años y le deseamos los mayores éxitos para el futuro.