
Centrándonos en estas ayudas para la transformación de flotas de transporte, lo primero que hay que señalar es que no tiene en cuenta la realidad del transporte, ya que las ayudas para la adquisición de nuevas unidades se destinan a vehículos con tecnología de escasa (por no decir nula) implantación en el mercado (híbridos eléctricos, híbridos enchufables, eléctricos o de hidrógeno), especialmente si nos referimos al transporte pesado de mercancías.
Sin embargo, a pesar de que este tipo de tecnología sí se empieza a vislumbrar en el segmento del transporte ligero, el plan de ayudas deja fuera a los vehículos de hasta 3,5 toneladas de MMA. Y ello a pesar de que los vehículos ligeros son los que ya empiezan a sufrir las restricciones y limitaciones en la distribución urbana de mercancías de las zonas de bajas emisiones de las ciudades. Lo cual parece contradecir al propio plan del que traen causa estas ayudas que centra la estrategia de movilidad en los entornos urbanos y metropolitanos.
Los vehículos de viajeros cuentan con ayudas, pero no así los de mercancías
Estas ayudas también recogen la posibilidad de achatarrar vehículos con motores Euro I a Euro V, si bien los importes pueden no resultar lo suficientemente atractivos para acogerse a ellas, ya que en el mercado de segunda mano es posible que se pueda dar salida a un vehículo obteniendo un importe mayor, y más hoy en día con el auge de este mercado debido a la situación de crisis del sector de la automoción y los retrasos que se están generando en la entrega de los nuevos vehículos. Pero, sobre todo, en los vehículos más antiguos, las cuantías de las ayudas son escasas, y ello a pesar de que estos vehículos son los que medioambientalmente más interesa quitar de la circulación.
También sorprende la discriminación que sufre el transporte de mercancías respecto al de viajeros, ya que la adquisición de vehículos propulsados con gas (GNC y GNL) no se contempla para los vehículos de mercancías y sí para el de viajeros, a pesar de ser una de las pocas alternativas que existen a día de hoy para el transporte pesado y de larga distancia. Lo mismo sucede con el “retrofit” o transformación a gas (GNC o GNL): los vehículos de viajeros cuentan con ayudas, pero no así los de mercancías.
Veremos también cómo encajan estas ayudas con la moratoria del régimen de mínimis de la Unión Europea, y esperemos que no suceda lo mismo que con el Plan Renove, que fue un fuerte varapalo para el transporte.