REVISTA TRANSPORTE PROFESIONAL
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Es este el sentimiento que se ha instalado en el mundo empresarial y, más concretamente, entre los empresarios del transporte tras los resultados de las últimas elecciones generales celebradas.
¿Por qué? Pues porque Pedro Sánchez, hasta ahora presidente del Gobierno y ganador de las elecciones, adoptó determinadas decisiones en política económica durante su breve mandato y prometió otras en el caso de que ganase que, de llevarlas a cabo, nos espera un verdadero calvario y, probablemente, un deterioro de las cuentas públicas de efectos inimaginables.
Entre las que ya están, la subida del salario mínimo interprofesional que, aparte de afectar directamente al empleo, como ya se está viendo, supondrá un efecto tractor para la subida del resto de los salarios establecidos en los convenios colectivos más allá de los propios acuerdos firmados entre la patronal y los sindicatos, lo que sin duda afectará negativamente a la inflación, al consumo y, finalmente, de nuevo al empleo. Si a esta medida le sumamos la derogación de la reforma laboral, el cóctel va a ser de órdago.
Veremos, si en no mucho tiempo, las protestas de los chalecos amarillos se trasladan a España
La intervención del Estado en las relaciones laborales (dejando al margen a los empresarios), nunca ha salido bien y ésta puede ser una nueva ocasión. La política de transición energética será, sin duda, otro elemento distorsionador. Ya lo ha sido con el nefasto tratamiento del diésel y, ahora será mayor si aplica las subidas impositivas previstas sobre este carburante, que no solo afectará directamente a los transportistas sino a todos los ciudadanos, y veremos, si en no mucho tiempo, las protestas de los chalecos amarillos se trasladan a España.
Y, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, con esto de la transición energética los cargadores pretenden vender al Gobierno lo excelente que sería la medida de aumentar los pesos y dimensiones de los camiones a 44 toneladas y 4,5 metros de altura, ya que, según ellos, supondría un ahorro muy importante en el consumo y, por lo tanto, en emisiones, pretendiendo esconder con esta propuesta un descarado abaratamiento de los precios del transporte, que ya están por los suelos.
No nos olvidemos tampoco de las restricciones a la circulación en el centro de las ciudades que se pretenden imponer por determinados ayuntamientos, como en el de la capital, olvidando los problemas que ocasionará al pequeño comercio, a los servicios de todo tipo, incluido el transporte, y a los ciudadanos que tengan la mala suerte de vivir o trabajar ahí. Por no hablar de la subida generalizada de impuestos o eliminar el tope de las cotizaciones a la Seguridad Social, sin hacer lo mismo con el importe las pensiones, o eliminar las deducciones por los planes de pensiones a quienes desean tener unas mejores condiciones en su jubilación, que no pueden tener precisamente por el tope establecido para aquéllas.
Vamos, para echarse a temblar. Y todo ello lo podemos ver corregido y aumentado si Pedro Sánchez pacta con la ultraizquierda de Podemos. Confiemos en que la sensatez impere en nuestros gobernantes. De momento, son tiempos de zozobra.
Manuel Pérezcarro Martín | Secretario General FROET