¿Cómo entraste en el mundo del transporte?
“Como transportista, creando mi empresa, de la mano de mi marido. Él ya era conductor (yo llevo con él desde que tenía 20 años) así que ese es tiempo que llevo montada en un camión. Y ya en 1997 decidimos que montábamos nuestra empresa y así los dos teníamos el mismo negocio, juntos. Y así seguimos”.
¿Qué tiene el transporte para que atraiga tanto?
“El transporte es una manera de vivir, una forma de vida, un estilo de vida diferente al que pueda ser de oficina, de fábrica. Aquí, si no te gusta, no duras nada, porque sacrificas un montón de cosas. Luego tiene otras cosas bonitas: estás a tu aire, eres dueño de tu tiempo, sabes lo que tienes que hacer, a la hora que tienes que llegar, y tú con eso te vas organizando. Pero, al final, es un trabajo como otro cualquiera”.
¿Qué problemas crees que hay que solucionar con mayor urgencia?
“Ahora mismo hay mucha falta de conductores, los márgenes con los que trabajamos son bajísimos (eso, a las empresas, no les deja pagar buenos sueldos), las condiciones laborales podrían mejorarse, tenemos a la DGT bombardeándonos con que, a partir de los 60 años, los conductores somos personal de riesgo, y nosotros seguimos trabajando con 67…una serie de cosas que hacen que esta profesión no sea tan atractiva. Los horarios, la conciliación laboral…hay muchas cosas que mejorar”.
“En este trabajo, si no te gusta, no duras nada”
Como formadora ¿qué nivel profesional sientes que hay en España?
“Desde hace 15 años que entré en el mundo de la formación, se nota un cambio. La gente está más concienciada de que se tiene que formar. Cuando yo empecé en esto, se notaba mucha diferencia de las segundas generaciones de gente que venía del mundo del autobús a la gente que venía del camión. Estaba más formada la de autobuses: ahora no. La gente ya sabe que tiene que formarse y se oyen comentarios como “ahora me toca el CAP, a ver si voy que tengo unas cuantas dudas…”. Poco a poco van concienciándose que tiene que ser así”.
¿Te siguen mirando raro cuando te bajas del camión a repostar o descansar?
“Cada vez menos, porque se nota que cada vez vamos siendo más chicas. Depende de los lugares. Por mi tipo de trabajo, frecuento más zonas rurales, se nota más que se quedan mirando que si vas a una zona de tránsito de camiones, que están más acostumbrados. Todavía te miran, pero ya menos”.
¿Qué le dirías a las nuevas generaciones que están pensando su futuro profesional, y que no saben qué van a hacer?
“El transporte es una posibilidad, pero tiene que gustar, me imagino que como ser periodista. Cada uno tenemos nuestra vocación. Entonces, una vez que el transporte te gusta, estar solo te gusta (aquí hay muchas horas de soledad) y no tienes problema en volver a casa por la noche, el transporte de larga distancia puede ser una salida perfecta. Si quieres estar en casa todos los días, tienes un montón de maneras de hacer transporte también en la última milla o de cercanías, donde estás fuera de casa pero vuelves por la noche. Y en ese tipo de transporte, la conciliación familiar es mucho más sencilla que haciendo larga distancia o internacional, claro. La parte mala del transporte es que te pierdes un montón de momentos que ya no se recuperan”.
"Ahora la gente está más concienciada de que se tiene que formar”
¿Crees que los jóvenes lo tendrán más fácil que vosotros?
“No me atrevería a decir que lo vayan a tener más fácil o difícil; es verdad que la gente joven de hoy en día no tiene la misma mentalidad que la que tenían los jóvenes de 30 ó 40 años. De hecho, si una persona de hace 40 años empezara ahora en el transporte, le tiraría para atrás tanta tecnología en los vehículos. Igual que si uno de ahora, que ya son tecnológicos, les pones en un mundo tan analógico como era aquel. Entonces, el hecho de que los chicos hayan ido evolucionando con la vida va a hacer que tengan todo mucho más a mano y les sea más fácil incorporarse a un vehículo que están llenos de tecnología. O están más acostumbrados a tener que estudiar y hacer un curso o un examen. Lo que está claro que es que la situación es totalmente diferente y que ahora tienen muchas más herramientas que había antes para adaptarse. Y además, ahora los chicos ya están más que acostumbrados para tener que estudiar y prepararse. Toda la normativa la tienen a un tecleo en Google, y los de antes no lo tenían tan fácil. Antes, parar a comer era una incertidumbre: ahora sólo hay que buscar en el móvil para saber si un sitio está bien o mal. Todo es relativo”.