Algunas asociaciones profesionales denuncian la cantidad de leyes que tienen que cumplir las empresas para poder trabajar en el mercado, empezando por los tiempos de conducción y descanso de los conductores, siguiendo por las restricciones a la circulación en determinados días del año y en ciertas vías, impuestos especiales que sólo afectan a transportistas (euroviñeta…). E incluso tasas que afectan a todos los ciudadanos, pero especialmente a los transportistas, como el céntimo sanitario. Todo ello hace que las empresas de transporte sientan que la Administración tiene más de órgano inspector y sancionador que de gestor.
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