En la sentencia se recogen afirmaciones tales como que el comportamiento desleal de Renfe “no responde a un nuevo sistema de cálculo de costes de empresariales, sino a la necesidad de nueva financiación propia por disminución de aportaciones del Estado”; o que “Renfe Operadora no está sometida a las reglas de libre mercado, sino que ella ostenta el poder sobre el mercado y le permite adoptar una respuesta contraria a la lógica empresarial para la obtención de recursos propios con los que autofinanciar su actividad”. Según figura en la sentencia, la cuota de mercado de Renfe es del 98%, donde también se afirma que a pesar de la liberalización del mercado, sigue teniendo el monopolio en el sector de mercancías, ya que “es la única prestadora de servicios que actúa en todo el territorio nacional y sus competidores sólo lo hacen en trayectos determinados”.
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