
En su escrito la CIAF recomienda asegurar que todas las reducciones de velocidad máxima programadas en plena vía, entre estaciones, a partir de un cierto rango, estén señalizadas en la vía y gestionar la implantación progresiva de balizas que controlen la velocidad de los trenes, de modo que se asegure su inmediato frenado en el caso de rebasar la velocidad máxima con la que debe ingresar en el tramo siguiente.
Tras el accidente ADIF ha puesto en revisión todos sus protocolos de seguridad, al tiempo que ha dado instrucciones a sus técnicos para revisar aquellos tramos de la red que puedan presentar características similares.
RENFE también está revisando todos sus protocolos, entre otros los de comunicación entre la cabina de conducción y los centros de gestión, personal a bordo y demás comunicaciones de servicios.
También está revisando los Planes de Formación y cursos de actualización del personal, al tiempo que analiza la formulación de propuestas en relación con los exámenes psicofísicos del personal de conducción así como los intervalos para su realización, entre otras medidas.
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