En la actualidad, un tren que transporte unos 40 contenedores debe permanecer detenido durante aproximadamente seis horas en la frontera hispanofrancesa para que le cambien los ejes y poder circular por el ancho de vía distinto. Para evitar esta espera, en España se están adoptando soluciones como instalar un tercer carril en la vía; siendo el Corredor Mediterráneo la primera gran línea en la que convivirán el ancho ibérico y el internacional. Sin embargo, la instalación del tercer carril y el mantenimiento de dos anchos de vía supone un desembolso multimillonario que se puede evitar con este nuevo eje de ancho variable.
El problema del ancho de vía distinto no sólo afecta a la Península Ibérica a nivel europeo, ya que algunos países de Europa del Este y Finlandia emplean el ancho ruso.
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