
El gas renovable, procedente de la descomposición anaeróbica del estiércol, permite una reducción de emisiones de CO2 del 182%. Esto es posible gracias al aprovechamiento del metano que los residuos lanzarían a la atmósfera. Según un estudio publicado por NGVA Europe, al combinar gas natural con sólo un 20% de gas renovable, las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) se reducen en un 40%, en comparación con los combustibles derivados del petróleo. Si se usa un 80% de gas renovable, se neutralizan las emisiones.
El gas renovable como combustible ya cuenta con un estandarizado en Europa: según la asociación Gasnam, su disponibilidad y parque de vehículos está creciendo de forma importante. En su opinión, el reconocimiento del gas renovable es un paso importante para el sector del transporte por carretera, que avanza hacia un futuro sin emisiones de carbono.
Tanto Gasnam como NGVA Europe celebran el resultado de la voltación, que esperan que complemente el enfoque actual en el que sólo se valoran las emisiones en el tubo de escape sin tener en cuenta el origen del combustible.