Segunda generación
Fuencisla Gómez, la única hija del fundador, nos cuenta cómo se hizo el paso de la primera a la segunda generación: “Nos fuimos metiendo en la empresa poco a poco, del mayor al pequeño, según la edad y las circunstancias que fueron surgiendo: empezaron los dos mayores, tras pasar por el servicio militar, y después, el resto”. Al ir entrando la savia nueva, los hijos fueron diversificando el trabajo hasta crear tres líneas de negocio: venta de materiales de construcción, excavaciones y transporte de mercancías. Cada hermano se dedica a una cosa, en función de sus habilidades y preferencias. “Normalmente–nos cuenta Fuencisla, responsable de la administración de la empresa- no nos metemos en el trabajo de los otros. Son negocios distintos, que no se relacionan entre sí”.
Los hermanos Gómez consideran que el sector “está mal ahora: si sólo nos dedicáramos al transporte, probablemente hubiéramos cerrado ya” asegura Alejandro, el hijo del patriarca. “De hecho, de todas las actividades a las que nos dedicamos, la que peor va es el transporte. Antes teníamos más camiones para carretera y nos hemos tenido que deshacer de algunos, porque veíamos que no era rentable seguir con ellos”. Y Fuencisla añade “a día de hoy, nos tocaría renovar flota, y estamos parados”. En total, tienen 15 camiones, incluidos los que tienen la grúa montada. Y vehículos exclusivos para carretera tienen cuatro: “En su día tuvimos ocho, pero la actividad bajó tanto que tuvimos que reducir la flota a la mitad”.
Fuencisla explica que “al estar en tres actividades, vemos la situación en conjunto y comprobamos que, en general, todo va bastante mal por culpa de la crisis. Afortunadamente, ninguna de las tres ha ido tan mal que nos hayamos planteado cerrarla. En algunos casos, hemos tenido que reducir personal o maquinaria, pero nunca nos hemos visto en esa situación tan extrema”.
Tanto Fuencisla como Alejandro creen que la situación continuará así durante todo el año, ya no ven cambios que inviten a cambios positivos. “Otros años se ha visto cómo enero y febrero eran meses históricamente flojos, pero a partir de semana santa ya se veía más movimiento. Pero en este, las cosas siguen estando bastante paradas. En el caso del transporte, estamos viendo que las tarifas bajan. Bueno–reconocen ambos- en realidad las bajamos nosotros, los transportistas. Si queremos tener los camiones trabajando, nos tenemos que adaptar a lo que hay. Antes poníamos el precio nosotros, ahora, los pone el cliente”.