
Los centros de producción de automóviles situados en España están aplicando medidas especiales, como la suspensión temporal de las líneas de producción y la puesta en marcha de expedientes temporales de regulación de empleo hasta que se resuelva la falta de semiconductores, lo que no se espera que se produzca hasta el primer semestre de 2022.
Según los datos ofrecidos por la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac), la producción española acumulada de automóviles en el acumulado del año habría sufrido una reducción de más de un tercio con respecto a 2019.
Por ello, el Comité Nacional de Transporte por Carretera ha solicitado al Gobierno la aprobación de una línea de financiación que evite la quiebra de las empresas y autónomos del transporte de portavehículos, ante la imposibilidad de seguir prestando servicio en los próximos meses en las actuales condiciones, agravados por la situación que ya sufrieron durante 2020 coincidiendo con el período del estado de alarma.
La solicitud de ayudas ha contado con el apoyo de la Dirección General de Transporte Terrestre del Ministerio de Transportes y Movilidad, que la ha trasladado al Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital para su estudio, destacando, en palabras de su director general, Jaime Moreno, la relevancia del sector del transporte de portavehículos “dada su importancia estratégica dentro de la cadena de producción de la automoción en España”.
Un problema especialmente duro en Galicia
La Federación Gallega de Transporte de Mercancías (Fegatramer) recuerda que “al negativo impacto de la Covid-19 hemos de sumarle el derivado de determinadas medidas adoptadas de forma, cuanto menos, precipitada por el Gobierno (como las que motivaron el cierre de las centrales de Meirama y As Pontes, de la industria del aluminio en Coruña y Ciprián y puede que la de Ence, en Pontevedra). Y ahora, el del parón de la industria del automóvil. La disculpa es la falta de suministro de microchips” señalan fuentes de la federación.
Como consecuencia de ello, los cientos de camiones que aprovisionan cada día no sólo la fábrica de Citröen-Peugeot de Vigo, sino a toda la industria auxiliar, así como a los portavehículos que transportan los coches fabricados en esta planta, se han visto afectados por la decisión del Grupo Stellantis (al que pertenecen) de reducir su producción.
En esta decisión, en la que los transportistas no han participado, tampoco han sido avisados con tiempo, para que tratasen de minorar el impacto de esta decisión. Por eso, la federación se pregunta: “¿qué pueden hacer estos cientos de transportistas con sus conductores?,¿hasta cuándo van a estar sin actividad?,¿cómo van a pagar las nóminas y las mensualidades de sus camiones? Ninguna autoridad ha pensado en ello”.