
Respecto al Indicador Sintético de la Actividad Exportadora del segundo trimestre de 2020, basado en una encuesta realizada entre el 18 mayo y 12 de junio, he de comentar que muestra claramente el dramático impacto que sufrirá la economía en los proximos trimestres. El primero del año fue un espejismo por el periodo de la encuesta y el segundo supone un frío baño de realidad. Si comparamos los datos con los de la crisis de deuda de 2008, en aquella fueron necesarios tres trimestres para obtener el resultado negativo de -38 puntos (en escala -100 / +100). En esta crisis de actividad, ha hecho falta un único trimestre para que las empresas anticipen un daño en sus carteras de pedidos de exportaciones de este calibre.
Por su parte, los datos de mayo de Comercio Exterior son el reflejo del clima desfavorable que muestra el indicador sintético. Tanto las importaciones como exportaciones decrecieron interanualmente un 40% y un 34%, respectivamente. Como dato positivo, me gustaría resaltar que el pulso exportador se ha comportado mejor que la importación, mostrando el esfuerzo de nuestra industria por abrirse y contribuir a la recuperación, apoyándose en la demanda externa, ya que la interna se encontrará muy afectada durante un mayor periodo de tiempo.
Ambas estadísticas muestran que el mayor impacto negativo se concentra en todas las industrias de producción intensiva como los bienes de consumo y equipo de naturaleza duradera, así como la automoción. Industrias que atraen, proporcionalmente, un mayor nivel de empleo directo e indirecto.
Si a esto añadimos que el 20% de las empresas indica que verá reducida su contratación en los próximos tres meses, junto con el impacto especialmente negativo en aquellas empresas con facturación menor a 3.000.000 de euros, está claro que seguiremos viendo en los proximos meses una reducción de la producción, del comercio exterior y, por tanto, del empleo.
Economía congelada
Lo que estamos sufriendo es el efecto del motor parado. La economía se ha congelado. Ponerla en marcha a la velocidad que necesitamos no será fácil. Sòlo inyectando gasolina al motor, éste no arrancará. Para ello, necesitamos desencadenar demanda. Es el único sistema de arranque frente a esta crisis.
Por un lado, el impulso exportador de España, basado en la demanda externa, es una de las