El estudio revela que el 81,6% de los españoles espera que la caja negra forme parte del equipamiento de serie del vehículo en el plazo de veinticinco años. Esto demuestra que las connotaciones negativas de estos dispositivos van perdiendo importancia entre los conductores, cada vez más conscientes de lo que la caja negra puede ofrecerles para aumentar su seguridad al volante.
De este modo la caja negra pasará a convertirse en una tecnología capaz de proteger proactivamente al conductor, diagnosticando, por ejemplo, averías vía remota, haciendo un seguimiento de la conducción para rebajar la prima al buen automovilista o reconstruyendo un accidente antes incluso de que él mismo avise a las autoridades.
Un 92,8% de los encuestados se ve circulando dentro de 25 años por una ciudad interconectada, conduciendo un vehículo inteligente que garantice su seguridad.