Scania y Volvo parece que son los únicos constructores que necesitan superar la barrera de los 700 CV. MAN durante algún tiempo, con su V8 de 16,1 litros que entrega 680 CV, también quería competir por el título de camión más potente del mundo. Aunque de momento da la sensación de que ha dejado de interesarle esta pírrica guerra.

Además del efímero, a la vez que dulce, sabor a victoria de alcanzar la gloria de ser el más poderoso, ¿Qué gana un fabricante de camiones entrando en esta competición?

Sin duda prestigio. Y ¿cómo no?, alguna venta extra procedente de quien quiere sentirse superior, más grande, más fuerte y diferente. Aunque a estos entusiastas de la pompa y el boato, hay que recordarles que el tiempo en que su vehículo es el más poderoso, tiene siempre los días contados. Porque indefectiblemente llegará otro motor que superará al suyo. Aunque también es cierto que durante este largo o corto periodo de tiempo su máquina, Scania y él se sentirán como los reyes de la carretera. El conductor que maneja uno de estos colosos es uno de los pocos elegidos. Es “el del Scania 730”.

Lo cierto es que a los mando de este leviatán te sientes diferente. No es que nadie pueda contigo. En las más duras pendientes siempre hay alguien que es más rápido que tu. Pero para ello necesita tener una buena máquina y viajar casi de vacío. Cuando te dobla, le sonríes. Por que tu sigues siendo “el del Scania de 730 CV”.

Sensaciones

Desde que se pone en marcha el motor ya sientes algo distinto. El propulsor no suena como el resto de los V8 de Scania. Es más juvenil, más rabioso, diferente. Destacando que dentro de la cabina la sonoridad es muy baja. 730 CV no son sinónimo de ruido, de escándalo, de desorden. Dentro del habitáculo Highline se sigue respirando el sosegado, tranquilo y ordenado aire que genera cualquier otro producto del fabricante sueco Scania.

"Los nuevos motores V8 que ofrecen 730 cV son 0,8 litros mayores que los V8 de 15,6 litros que entregan 500, 560 y 620 cV"

Eso sí, rodeado de elementos que te recuerdan que estas dentro de un auténtico V8 de Scania. Logotipos V8 y míticos grifos te envuelven. Comenzando por la pantalla del ordenador, donde un dinámico V8 te saluda al poner el contacto y terminando por los personalizados pedales del freno y el acelerador.

Llegados a este punto, hay que recordar que este R730 es ofrecido por Scania en versión dos y tres pedales. Es decir, con y sin pedal de embrague. Pero en cualquier caso solo se comercializa utilizando la robotización Opticruise. Lo que supone que los incondicionales del cambio manual, están de mala suerte. Este no podrá ser su camión.

Una vez en marcha volvemos a sentir nuevas sensaciones. El vehículo se acelera de forma muy rápida, pero no por ello brusca. Bueno..., quizás peca de impulsivo cuando es el control de velocidad quien gobierna el motor. Pero cuando somos nosotros quien pisamos el acelerador, el  Scania R730 se muestra comedido, y nada violento. Simplemente es rápido, muy rápido.

Luego comenzamos a notar que el movimiento de la cabina es diferente. Este es un habitáculo Highline, el más pequeño de la familia R de Scania. Esto supone que el centro de gravedad está mejor situado, y por tanto, los movimientos de deriva de la cabina son menos evidentes. Aunque realmente los 60 mm extras de anchura del chasis, en su parte delantera, son los que confieren esta nueva docilidad a los 1.890 mm de altura interior, en las versiones Highline, y a los 2.200 mm de las Topline de las serie R730.

Luego llega lo mejor. El momento que esperábamos: cuestas y pendientes. Ahora es cuando el propulsor nos muestra su verdadero valor, su poderío.

El primer sobresalto lo tenemos en Boceguillas. Todo este tramo lo superamos de un tirón, sin abandonar los 89 km/h ordenados por el control de velocidad. Después nos enfrentamos a los 1.444 metros de altitud de Somosierra. Con un solo cambio y a una media de 70,90 km/h coronamos el puerto.

73 cambios

En el Portachuelo se muestra igual de intratable. Con dos simples reducciones superó este tramo. Y en los terribles y escarpados metros del carril para vehículos lentos de Venturada, el motor no dejó que el vehículo bajara de los 61 km/h.

Al chequear los resultados, comprobamos que donde realmente se demuestra el poder de este nuevo 16.400 cm3 de Scania, es en el número de cambios que hemos necesitado realizar para completar los 362 km de nuestro recorrido. Tan solo 73 saltos de marcha. Todo un record.

Aunque también hay que reconocer que todo el mérito no hay que achacárselo en exclusiva al motor. El nuevo software Opticruise también tiene su parte de culpa. El programa maneja los 730 CV de forma muy coherente. Incluso se permite saltar de la 10ª a la 12ª velocidad sin ningún complejo a la menor oportunidad.

Aunque hay que reconocer que cuando pasa el tiempo, y por fin comienzas a habituarte a disponer de entre 485 y 700 CV bajo el pedal del acelerador, caes en la cuenta de que por encima de las 1.350 rpm el motor ya no es tan resolutivo. Los asombrosos 357 kg-m (3.500 Nm) de par motor que genera este DC16 21 730 EEV, comienzan a caer. No es que el propulsor deje de ser rotundo. Simplemente el par motor deja de ser tan abrumador. Y es que con el paso de los kilómetros uno se acostumbra a viajar sobre 730 caballos y comienza a querer más.

(c) fotos: Juan Caraballo