Sostenibilidad y digitalización continuarán siendo, un año más, los grandes retos del sector de transporte y logística, un sector sumergido en un profundo proceso de cambio que se había iniciado antes de la pandemia y que continúa en la actualidad, avanzando y haciendo frente a todas las adversidades de los últimos tiempos e, incluso, impulsado por ellas.
Pero no vamos a detenernos en estos retos, sino en cómo esta transformación profunda de la que hablamos afecta necesariamente a las empresas y al empleo en el transporte y la logística.
En diciembre de 2022 había 64.434 empresas de transporte y almacenamiento inscritas en la Seguridad Social, lo que representa el 4,85% del total de empresas y un 6,56% del sector servicios. El 56,67% eran empresas de una o dos personas trabajadoras, frente a sólo el 0,21% del sector con más de 499 personas empleadas. Sin embargo, del total de 807.107 personas inscritas en el transporte, 46.229 pertenecían a empresas con entre una y dos personas empleadas, frente a las 293.903 personas en empresas con más de 499 personas trabajadoras.
Aunque lentamente, el sector sigue creciendo. Pero la evolución parece más favorable a las grandes empresas del transporte y logística, que ganan terreno al pequeño transportista tradicional. Las prácticas de dumping (ya prohibidas) o las llamadas "empresas buzón", creadas en países con menos exigencias legales y de seguridad, pero que trabajan fuera de su territorio a menos coste, agravan el problema. Los pequeños transportistas iniciaron la movilización en la primavera de 2022, haciendo frente a las grandes cargadoras para no trabajar a pérdidas (entre otras importantes conquistas que eran tan necesarias para los profesionales del transporte).
Parece que 2023 seguirá trayendo noticias de concentraciones de empresas, como las que se han producido en el sur y levante durante los últimos meses del año pasado. También es muy probable que continúe el crecimiento del sector inmologístico, sobre todo en puntos de comunicación estratégicos y próximos a grandes ciudades (como ocurre con Torrejón de Ardoz, en Madrid o Seseña, en Toledo).
Las inversiones en sostenibilidad y en tecnología serán el gran reto de las empresas del transporte, lo que representa otra dificultad para las empresas más pequeñas, pese a los importantes apoyos de las distintas Administraciones del Estado y de la Unión Europea. Las autoridades cada vez son más exigentes y las normas más rígidas y restrictivas en materia de circulación y medio ambiente, al tiempo que las empresas del sector, sobre todo las de logística, cada día más, se transforman en empresas tecnológicas.
"El famoso rock de los 80 no diría “yo para ser feliz quiero un camión”, hoy sería “yo para ser feliz quiero teletrabajar”
Todo el mundo coincide en que sostenibilidad y tecnología deben ir de la mano en estos sectores. En definitiva, hablamos de un proceso de transformación extraordinariamente importante en el que nadie puede quedarse atrás.
Pero no podemos dejar de lado a las personas, tan importantes y necesarias en cualquier proceso de transformación y cambio. Los paros del transporte de 2022 vislumbraban el descontento general de estos profesionales: burocratización, largas esperas, bajas retribuciones, aumento de costes...
Lo cierto es que hoy las empresas de transporte no encuentran personal para contratar. La media de edad de los conductores ha aumentado, sobre todo si hablamos de transporte internacional. Se espera que la mayoría pronto alcanzará la edad de jubilación sin encontrar entre la nueva generación quien quiera sustituirlos.
La misma escasez de personal encontramos en la logística, aunque seguramente por motivos distintos. Es difícil encontrar profesionales en aquellos lugares en que se concentran gran número de estas empresas. Los sueldos aumentan, pero es muy difícil fidelizar a las personas más valiosas y necesarias.
El famoso rock de los 80 no diría “yo para ser feliz quiero un camión”, hoy sería “yo para ser feliz quiero teletrabajar”. Las nuevas generaciones, muy preocupadas por el medio ambiente, no ven el camión con los mejores ojos. Además, son nativos digitales, por lo que prefieren trabajar desde casa. Las empresas del transporte están muy preocupadas por este problema que, de momento, trata de solucionarse con la incorporación de la mujer a un sector muy masculinizado y con la entrada de mano de obra extranjera.
Las empresas ya están haciendo un esfuerzo para atraer el talento que el sector necesita, no sólo desde el punto de vista salarial, sino también desde el reputacional, enfocando su visión hacia la responsabilidad corporativa y los modelos ESG (ambiental, social y buen gobierno). Las nuevas empresas, las modernas empresas de transporte y logística, deben tomar conciencia de su capacidad de actuar sobre el medio ambiente, de su capacidad para influir de forma positiva en la sociedad con medidas que contribuyan a su desarrollo y de la importancia de realizar una gestión que respete la normativa, los derechos humanos y, por supuesto, los derechos de las personas que trabajan en ellas.
La aplicación de estos modelos y sus ventajas enfocados al transporte, a pesar de su interés, exceden con mucho lo que aquí pretendemos, pero es uno de los principales esfuerzos para la modernización del sector y la atracción de talento joven. Es parte del cambio, tan apasionante y tan difícil.