A nadie le ha extrañado este nuevo consenso -a pesar de la oposición de varios países periféricos- que ha catapultado a la Euroviñeta, la Directiva que homogeniza a nivel europeo la aplicación de gravámenes a los vehículos pesados de transporte de mercancías de más de 3,5 toneladas por el uso de determinadas infraestructuras, hacia su puesta en marcha definitiva. Si el Consejo valida la Directiva, lo que previsiblemente tendrá lugar en octubre de 2011, los Estados miembro contarán con un plazo de dos años para transponer esta norma a su legislación nacional.
Entre sus condiciones, la Euroviñeta establece la posibilidad del aumento de hasta un 175% de la cuantía de los peajes en los tramos de mayor tránsito en horas punta para que los vehículos pesados opten por circular en otras franjas horarias de menor tránsito o por otras vías menos congestionadas. La modificación de rutas y horarios afectaría sin duda a los acuerdos entre transportistas y clientes en el sentido de cumplir con los plazos de entrega.
La introducción de la Euroviñeta supone una discriminación frente a otros modos de transporte. La nueva tasa pondrá en riesgo la subsistencia de miles de empresas, pues se calcula que supondrá un incremento de costes de entre un 15% y un 25%, lo que deteriorará aún más a un sector que ya estaba arruinado antes de la crisis.
“La Directiva no obliga a los diferentes países a introducir la tasa por el uso de las infraestructuras, sino que dependerá de la voluntad política de cada uno”.
Si uno de los objetivos de la Euroviñeta es el mantenimiento de las infraestructuras, la Administración podría echar mano, por ejemplo, del impuesto especial sobre hidrocarburos que se aplica tanto a nivel estatal como en determinadas comunidades autónomas.
Pero la Directiva no obliga a los diferentes países a introducir la tasa por el uso de las infraestructuras, sino que dependerá de la voluntad política de cada uno. Durante el proceso legislativo europeo el sector contó con el apoyo del Gobierno español y de los eurodiputados nacionales. La CETM confía, dado el compromiso del actual Ejecutivo de no implantar la Euroviñeta en la presente legislatura, que tanto los diferentes partidos políticos como el Gobierno que salga de las urnas se muestren sensibles a la importancia de preservar la competitividad del sector.
El rechazo a este nuevo gravamen no sólo pretende la protección de este sector tan debilitado, sino que también preservará la competitividad de la economía española, pues, de implantarse, encarecería a corto plazo el precio final de los productos nacionales, que verían mermada su capacidad competitiva en el mercado europeo.