Esto lo digo por la posición de no adhesión manifestada por estas asociaciones con relación al acuerdo adoptado por el Pleno del Departamento de Mercancías del Comité Nacional del Transporte de suspensión del tránsito de camiones de ámbito nacional e internacional, así como de las operaciones de carga y descarga dentro de la provincia de Guipúzcoa desde el 2 hasta el 5 de enero, ambos inclusive, como protesta ante el establecimiento, por parte del Gobierno Vasco, de un peaje de utilización al transporte pesado en determinados tramos de la A-1 y la A-15 a su paso por el territorio de esta provincia.
Fue GUITRANS la primera organización que se manifestó en contra de dicho peaje y la que trasladó su preocupación al resto de las asociaciones miembro del Comité Nacional del Transporte.
Desconozco los enjuagues que habrá habido entre GUITRANS y el Gobierno Vasco -que seguro que los ha habido y antes o después nos enteraremos- para haber cambiado radicalmente su posición, pero dice muy poco de la organización.
Es más que dudosa la legalidad de la medida adoptada por el Gobierno Vasco y, con seguridad, deberá enfrentarse a la Justicia que, en su debido momento, se pronunciará al respecto.
Es probable también que el Gobierno Vasco haya prometido medidas compensatorias a los transportistas de su territorio, cuestión también que prohíbe la Unión Europea, como se vio en su día en el caso de los peajes alemanes, y que tenga que enfrentarse a sanciones.
Ya hemos visto cómo, en el caso de Cataluña con la autorización temporal de las 44 toneladas para circular por su territorio, la Justicia ha actuado condenando al Gobierno de la Generalidad incluyendo el pago de costas judiciales por excederse en sus competencias.
También hemos visto cómo, año tras año, se ganaban los recursos sobre restricciones de circulación de vehículos pesados en las carreteras vascas sin que por ello se derivase consecuencia alguna para el gobierno nacionalista. Quizás, debido a ello, sea tan prepotente la posición del Gobierno Vasco con relación al establecimiento de peajes.
No sé si esta actitud pudiera ser considerada como prevaricación y malversación de fondos públicos, pero quizás sea el camino para que a algunos se les empiecen a quitar las ganas de excederse en sus atribuciones.
Y si de desfachatez he considerado la actitud de GUITRANS de, al menos incomprensible, califico la posición de ASTIC de no sumarse al acuerdo, siendo sus afiliados transportistas internacionales y, por tanto, los más perjudicados por estas medidas, a no ser que tengan claro que lo van a repercutir en el precio del transporte. ¡Ja!